«Gran Hermano VIP»: Los motivos del abandono de Julián Contreras

El pasado domingo, el hijo de Carmina Ordóñez decidió poner fin voluntariamente a su paso por «Gran Hermano VIP». Kiko Hernández ha revelado en «Sálvame» que fueron los psicólogos del programa quienes le recomendaron hacerlo


Gran Hermano VIP cuenta con una plaza libre en su casa de la sierra madrileña desde este fin de semana, cuando Julian Contreras Junior decidió voluntariamente hacer las maletas y abandonar Guadalix. No pudo más. Así se lo comunicó, nada más verla, a Sandra Barneda, presentadora de El Debate. «Estaba en un sitio en que lo estaba pasando mal -se sinceró-. Ha sido una experiencia muy intensa, muy positiva, una terapia en muchos aspectos de mi vida, pero ha sido positiva hasta que se ha convertido en negativa». Pero, ¿por qué ahora? ¿Qué le ha hecho tocar fondo al hijo de Carmina Ordoñez? ¿Cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso?

Gran Hermano VIP recuperó la semana pasada a uno de sus concursantes más polémicos: el Pequeño Nicolás. La elección de la audiencia, responsable de su regreso, le brindó al programa una oportunidad única para levantar la edición, aburrida y carente de chicha. Fran, con la lección bien aprendida -el chico ya es experto en cámaras y focos-, llegó dispuesto a dar guerra, a asumir el papel que hasta ahora tan bien ha interpretado Carlos Lozano, follonero por excelencia. Primero, Telecinco mandó a la montaña a Kiko Matamoros y a Belén Esteban -también a Aguasantas y al entrenador personal de Sema, que no dieron el juego esperado-. Puso en el tablero a dos de sus peones más fuertes: la princesa del pueblo era una apuesta segura para generar espectáculo y ganar espectadores, y Kiko resultaba necesario para espolear la polémica Matamoros-Tudela. Su breve estancia en la casa marcó un antes y un después. Sus escogidas píldoras informativas e inteligentes revelaciones del exterior, repartidas en pequeñas dosis, revolucionaron el «gallinero». Rosa Benito y Raquel Bollo descubrieron la imagen de pasividad que estaban transmitiendo al exterior; Laura, que estaba hablando más de la cuenta; y Carlos Lozano, que la audiencia adoraba sus trifulcas. Solo uno de ellos reaccionó a las pistas que Gran Hermano les estaba enviando a través de los visitantes. El presentador de la primera edición de Operación Triunfo se puso las pilas y potenció, sin ninguna mesura, su faceta más peleona. Desde entonces, lo único que hace (mejor si es en directo) es chinchar, aguijonear a todo el que se le ponga delante para desatar una bronca. 

Con pocos concursantes no ha mantenido Lozano palabras mayores. Se enfrentó a Francisco Nicolás antes de que la audiencia decidiese, la primera semana, ponerle en la calle. La tomó también, durante un par de semanas, con Rosa Benito. Convirtió a Alejandro en su enemigo, aprovechó la conexión en directo con el plató el pasado jueves para liársela a Belén Roca, protagonizó una monumental discusión con Raquel Bollo hace unos días y convirtió a Julián Contreras en blanco de sus burlas e impertinencias desde el inicio del programa. El reingreso de Francisco Nicolás ha reforzado la presión sobre el hijo más pequeño de Carmina que, superado por las insinuaciones de ambos, ha preferido plantarse y marcharse a su casa.

«Tuve una situación de una virulencia innecesaria y excesiva, donde se hablaron de muchas cosas que no eran necesarias», explicó un contenido Julián, apodado el «triste», también el «penurias», dentro de los muros de la casa de Guadalix. «Tuve también un desencuentro con Fran y los términos en los que discutimos no me gustaron, no estaba cómodo en esa dialéctica», añadió. Bien. Sabemos que el concursante explotó. Pero, ¿qué fue lo que le dijeron exactamente Carlos Lozano y el Pequeño Nicolás para que tomase tal drástica decisión?

El primer roce lo mantuvo Julián con Francisco Nicolás el viernes. El que asegura haber sido colaborador del CNI le espetó al hijo de Carmina que era un cobarde, que su intención, al volver a la casa, era arreglar las cuentas pendientes con sus compañeros, pero que solo Carlos y Laura se habían prestado a hablar con él. Julián intentó que el Pequeño Nicolás, bastante exaltado, se calmase. Y el remedio fue peor que la enfermedad. «¿Que te voy a escuchar si no me quieres escuchar a mí? Vete al confesionario a decir las tonterías que dices -le dijo-. Lo que queréis es callaros y aguantar una semana más riéndoos. Yo no he tenido que hacer lo que tú para ciertas cosas». Esta frase final hizo explotar a Julián. «¿Qué coño sabrás tú de lo que he tenido que hacer en mi vida? Eres un impresentable -le respondió-. Ten cuidado por ese camino, muchacho, porque por ahí no te lo voy a pasar, ojito con ponerte contento y decir aquí cositas». «Ten cuidadito Francisco», insistió.

Al rato, Fran se explicó. Al parecer, Julián quiso escribir un libro sobre él. El hijo de Carmina argumentó que se lo habían encargado porque «había gente que pensaba que tenía interés, pero que en realidad no interesaba una mierda». «Fui primer expulsado pero fui el primer repescado», apuntilló el Pequeño Nicolás tras la indirecta.

Si tras este intercambio de acusaciones Julián se quedó calentito, la gran bronca que protagonizó con Carlos el domingo le dio el empujón definitivo para dejar Gran Hermano VIP. Todo empezó por unas naranjas. Luego, el enfrentamiento se desvió hacia Lozano y Raquel Bollo -«Si quieres hablamos de vender tu vida»-, a quien Julián acabó defendiendo a capa y espada. La conversación evolucionó hacia los  gritos y, en un momento dado, Lozano le soltó que era un «tarado». Esta acusación sacó de sus casillas a Contreras, quien hace un par de años confesó en Sálvame Deluxe que había intentado quitarse la vida y que, desde entonces, se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico. «Solo dos veces en mi vida he estado a punto de agredir a alguien en 21 años y la segunda ha sido ahora», reconoció, muy nervioso, en el confesionario. Lo estaba. Se acercó desafiante a Carlos y Alejandro se vio obligado a mediar entre los dos concursantes para evitar males mayores. «¿Con eso vas a jugar? ¿Con eso vas a jugar? ¡Quítame las manos de encima!», le repetía sin parar Contreras a Lozano. «Puta mierda de tio, desgraciado». Tras calmarse un poco, acabó desahogándose con el Súper y expresándole su voluntad de abandonar el concurso. 

Dos días antes, Julián había redactado una carta en su blog de Gran Hermano VIP. En ella, deja claro que no le molesta que le llamen «el triste» y explica su manera de ser: «Según tengo entendido, así es como se me conoce tras estos coloridos muros. Debo decir, honestamente, que lo acepto de muy buen grado. Ni mi alegría es para todos, ni mis sonrisas son para cualquiera. Demasiado me cuestan como para desperdiciarlas con personas que poco o nada me importan. En cualquier caso, yo, tengo motivos para estar triste y alegre, cosa que dudo de quien se esconde tras compulsivas sonrisas bobaliconas, a destiempo, que a veces no saben ni el motivo que las provoca. Yo lloro cuando lo siento y me río a carcajadas cuando me nace».

Este martes, Kiko Hernández avanzó en Sálvame que, ante la situación, los psicólogos del programa le habían aconsejado a Julián que abandonase el concurso

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