La entereza y el optimismo de David Delfín en su último acto público

Ya enfermo, el diseñador acudió a la presentación de un logotipo suyo para una campaña de concienciación y prevención del VIH. En enero se le vio, muy débil en el último adiós a Bimba Bosé


David Delfín reaparecía el pasado 15 de septiembre tras anunciar en abril que tenía tres tumores y que había sido intervenido de dos de ellos, ya que el tercero era inoperable. El diseñador acudía a la presentación del logotipo que había diseñado en exclusiva para la campaña de concienciación y prevención del VIH #compartirmomentos, promovida por la compañía Janssen, en colaboración con CESIDA. Fue su último acto público, aunque siguió activo en las redes sociales, el cáncer le impidió hacer la vida activa que siempre había llevado.

En aquel momento, con las señales de la enfermedad en su rostro (visiblemente hinchada) y una gorra para cubrirse la cabeza rapada, se mostró optimista y lleno de proyectos ante la lucha que libraba (y que finalmente no ha podido vencer) contra el cáncer. «Me encuentro con mucha fuerza», explicaba y añadía: «Me parece poco atractivo rendirse». Además se mostraba «muy ilusionado y contento de poder aportar su granito de arena a esta causa». Esta campaña se puso en marcha tras observar la ausencia de iniciativas informativas, el desconocimiento del virus del VIH y su infección crónica por parte de las nuevas generaciones y la carencia de una educación sexual integral y científica en el sistema educativo, que «han desembocado en la situación actual, en la que apenas han descendido las infecciones y se da una mayor incidencia entre los jóvenes». 

David Delfín quiso apoyar esta iniciativa diseñando un logo que pudiese convertirse en icono tanto de la campaña como de la prevención y concienciación frente al VIH. «Es nuestra obligación y responsabilidad como personajes públicos usar nuestra imagen para informar a la gente. Creo en esta campaña y creo que es muy necesaria. Está en nuestras manos concienciar a la sociedad sobre el VIH», explicaba

En aquel acto que por aquel momento desconocía que iba a ser el último, también habló de su estado de ánimo y de cómo afrontaba su enfermedad: «Es una montaña rusa de emociones. Ahora por, ejemplo, estoy un poco cansado. Antes de ayer empecé un nuevo ciclo de quimio. Estoy como loco con que llegue la semana que viene porque me dan los resultados de cómo ha funcionado la radioterapia que hice al mes de la operación», aseguraba. Y enviaba un mensaje a los que estaban en la misma lucha que él en ese momento: «Fuerza. Que saquen fuerza de donde no la hay, que no sucumban a la enfermedad y que no se dejen tratar como enfermos». 

David Delfín aseguraba que la enfermedad le había obligado a cambiar su vida diaria y reconocía que «hago el esfuerzo por salir, por estar en la vida». En los últimos meses había colgado varias imágenes en Instagram, pero en todas aparecía con gorra y con la cabeza baja, sin mostrar el rostro. 

David Delfín, rodeado de sus amigos

La imagen captada por los fotógrafos a la salida del tanatorio donde se velaron los restos mortales de Bimba Bosé, que fue su musa, ya hizo saltar las alarmas sobre el delicado estado de salud de David Delfín. Su novio, el fotógrafo gallego Pablo Sáez, le cubrió el rostro con su mano para evitar que los medios captasen su rostro. Acudió en silla de ruedas y en un coche propiedad de la familia Postigo, hermanos que fueron los que hicieron posible que conociese a Bimba Bosé y con los que aún conservaba una gran amistad. Diego Postigo fue exmarido de Bimba Bosé y padre de sus dos hijas, y su hermano Gorka fue pareja durante años de David Delfín. 

Pablo Sáez cubre con la mano la cara de David Delfín, a la salida del tanatorio de Bimba Bosé.
Pablo Sáez cubre con la mano la cara de David Delfín, a la salida del tanatorio de Bimba Bosé.

Apenas unos días antes de fallecer de cáncer Bimba Bosé con tan solo 41 años, David Delfín celebraba junto a varios amigos la llegada del año 2017 con más de quince días de retraso debido a su delicado estado de salud. Varios amigos colgaron una imagen en su Instagram donde se podía ver al diseñador.

A mediados de marzo, el diseñador organizó un «brunch» para sus amigos en el hotel Ritz de Madrid, al que acudieron los directores de cine Félix Sabroso y Laura Caballero, el estilista y ex pareja del diseñador, Pelayo Díaz, o el fotógrafo Jau Fornes.

Su última publicación en Instagram fue una fotografía de Louise Bourgois y Helmut Lang, colgada hace cinco semanas.

Así anunció que padece cáncer

David Delfín sorprendió en junio con una portada en Vogue en la que mostraba la cicatriz de su cabeza, tras una operación en abril. El diseñador explicaba que padecía tres tumores que le descubrieron a principios de año tras unas molestias en el lado derecho de su cuerpo y de los que había sido intervenido el pasado 5 de abril. «Tres tumores. Era raro, porque normalmente no se presentan así pero decidieron que había que operar. Uno no se podía tocar por la zona en la que está, los médicos ahí no entran; otro estaba bien, se podía quitar sin riesgo de lesiones; y el tercero era complicado pero operable. Era importante que yo estuviera despierto durante la intervención para ayudarles y decirles si todo iba bien». 

En aquella entrevista anunciaba que la operación le había dejado secuelas, como problemas con el habla y la memoria, además de pérdida de fuerza en un prazo y una pierna. También añadía que ya había comenzado con las sesiones de radioterapia y quimioterapia. «¿Miedo? De momento, no. Tengo una especie de espíritu de supervivencia. No paro de pensar en todo lo que quiero hacer. Me siento con ganas de luchar, me pone. Es grave, soy consciente. Y sé que es una lucha real, son tumores de grado 3 que lo que quieren es seguir adelante, pero tenemos que pararlos», añadía.

En la portada de la publicación aparecía una fotografía de David Delfín con una gran cicatriz que recorre su cabeza y que era la secuela más evidente de la operación a la que fue sometido. Era una de las imágenes que le hizo su pareja, el fotógrafo Pablo Sáez, y que en un principio no iban a ver la luz. «En realidad fue una cosa íntima, sin pensar en que se iban a publicar. Era algo nuestro, de los dos. Para recordar momentos. Nos pareció que dentro de la dureza tenían? no sé si decirte belleza, pero sí mucha verdad...», explicaba.

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