El hombre que nació sin pene estrenará su miembro biónico con 44 años

Andrew Wardle sufre una extraña enfermedad que le ha obligado a vivir sin pene durante más de cuarenta años


Andrew Wardle nació con extrofia vesical, una extraña condición que tan solo padece uno de cada 20 millones de hombres. Este raro trastorno congénito le ha provocado un problema que ha acarreado durante más de 40 años, su pene no se desarrolla. Ante esto, la madre biológica de Andrew decidió darlo en adopción al «no ser normal», relató él mismo al diario Daily Mail. En el colegio y con una infancia rodeado de médicos, siempre sintió que no encajaba. Todos esos momentos desembocaron en una profunda depresión, que le llevaron a consumir drogas para «olvidarse quién era», pero que lo único que lograban eran deprimirlo aún más y que le llevaron a dos intentos de suicidio. 

Su médico de cabecera, conocedora de la situación que llevaba años atravesando su paciente le dijo «no puedes vivir así» y lo puso en contacto con el Doctor Wood que aceptó verle en su consulta. Andrew viajó de Mánchester a Londres para visitarle. Wood fue el único que le dio esperanza: «puedo construirte una nueva vejiga y tengo un colega que puede construirte un pene». Sorprendido con la opción que le había dado este médico, Andrew confesó que «me llevó todo el viaje de vuelta a casa entender lo que quería decir. Pensé 'he estado en todos los hospitales del país y nunca me habían dicho esto antes'», confesó.

La primera operación a la que fue sometido fue para retirar su bolsa de urostomía, para que pudiese ir al baño con normalidad, algo que para él era más importante que el pene, «creo que eso salvó mi vida». Con la urostomía «no me sentía humano», puesto que le suponía llevar una abertura en la barriga para desviar su orina de la vejiga. Solucionado este problema que le llevó cinco años solucionar, Andrew por fin visitó al doctor David Ralph, un urólogo especialista en reconstrucción genital.

Para la faloplastia a la que fue sometido en el 2015, los médicos construyeron el pene con la piel, los músculos y los nervios de su brazo izquierdo y la vena de su pierna derecha. Los cirujanos de la Universidad College de Londres aceptaron el desafío y decidieron realizar la complicada operación en tres fases, que implicaba el uso de la piel del antebrazo para construir el órgano. Utilizaron parte importante de piel, con sus vasos sanguíneos y nervios, enrollándola como un tubo antes de hacer el injerto en el área púbica. El éxito de la operación radicó en el montaje de una bomba para crear una erección que le permitirá a Andrew sentirse como cualquier otro hombre. Esta parte biónica está compuesto por un depósito de agua salina que llevará implantado en el abdomen y que rellenará un cilindro insertado a lo largo del pene, que se activará a través de una bomba eléctrica alojada en su escroto.

Este proceso le obligará a diez días de activación en el que su pene deberá permanecer erecto. Aún así Andrew no tiene prisa, «he pasado 44 años sin pene y me las he arreglado sin hacer el amor todo este tiempo. Voy a necesitar una temporada para acostumbrarme a cómo van las cosas. Tengo ganas, pero es un efecto secundario de la operación. Para mí, lo más importante es integrarme en la sociedad». A pesar de su extraña condición, Wardle asegura que no ha tenido problemas para conseguir pareja y asegura haber dormido con más de 100 mujeres. El gran problema ocurría cuando les contaba su situación. Muchas de ellas no lo entendían y otras se lo tomaban mal. Durante un viaje a Tailandia, Andrew conoció a la que ha sido su pareja en todo este proceso, Fedra Fabian.

Tras la implantación de su pene biónico, Andrew asegura sentirse «diferente». Los médicos han calculado que el coste de una operación de este tipo es de un millón de euros y el protagonista bromea con ello, «tengo el pene más caro del mundo», aunque también es consciente de que «soy medio robot medio humano en este momento, pero incluso podré actuar si estoy borracho». Ahora ya solo le queda recuperarse y retomar una vida que nunca ha sido normal.

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