Redacción / La Voz

En medio del glamur y las extravagancias que caracterizan el concurso hípico más famoso del mundo (y no por sus caballos, sino por los tocados de sus invitadas), hubo presencia gallega. No es algo poco habitual, pero sí que en un evento en el que la realeza británica siempre es el centro de todas las miradas, llama poderosamente la atención. Meghan Markle, la reciente incorporación a la familia de Isabel II, fue la absoluta protagonista de un evento en el que los extravagantes tocados que lucen sus invitadas siempre dan la vuelta al mundo.

Y esa misteriosa gallega, presentadora y modelo, que acudió como invitada a Ascot luciendo una espectacular pamela que no desentonaba nada alrededor del resto era la ferrolana Paloma Lago. Lució una espectacular pamela de paja trenzada en negro con plumas naranjas que le daban un toque exótico y muy elegante, de la diseñadora Mar Cano. El look lo completaba con un vestido de Anmargo también en naranja, zapatos Magrit y un bolso de mano en color beige. Pero la pregunta es, ¿qué hacia allí? Pues fue invitada por la marca de relojes Longines, uno de los patrocinadores de la famosa cita británica, como ella misma explicaba en su Instagram, donde compartió una imagen de su espectacular estilismo.

En el Mundial de la pamela, Meghan es la campeona

Martín Bastos

La chica sigue marcando estilo y debuta con un triunfo

Sí. Soy un fan de Ascot. Que nadie se equivoque. Todos sabemos que lo de la competición hípica es lo de menos. Una mera excusa para la celebración de la Copa del Mundo de la pamela. Y en ese Mundial hay que decir que Meghan Markle es la campeona. La chica sigue marcando estilo y debuta con un triunfo. Parece que la duquesa de Sussex se ha inspirado en My Fair Lady. Porque lució un elegante vestido blanco de Givenchy, la firma que vistió a Audrey Hepburn en la célebre película. Pero la guinda fue su pamela, una elegante creación de Philip Treacy. Nada que ver con las estrambóticas piezas de otras asistentes. Puede decirse que una de ellas llevaba sobre su propia cabeza la de un caballo (vaya lío). Miren las fotos y juzguen ustedes mismos. Me asombra la valentía. La verdad es que yo no me atrevería a tanto. Ver pamelas XXL en las bodas me sigue produciendo el mismo efecto que observar un camión talla gigante atravesando las callejuelas de un casco viejo. Son sensaciones encontradas. Una mezcla de temor y admiración.

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