«La Bestia»: la limusina de la que presume Donald Trump

Se llama «La Bestia» aunque su denominación oficial es Cadillac One. La limusina del presidente de Estados Unidos es un búnker sobre ruedas con todas las comodidades de un vehículo de lujo y la seguridad de una ambulancia combinada con la de un tanque. 

La carrocería de «La Bestia» está fabricada en aluminio, acero, titanio y cerámica. Las puertas tienen un grosor de unos 20 centímetros, con un peso similar a las de un Boeing 757. El interior queda totalmente sellado con el objetivo de resistir a posibles ataques bioquímicos. Una gruesa plancha de acero reforzado protege la zona baja del vehículo de posibles explosiones. El tanque de combustible se diseñó con un polímero que se solidifica al instante si es perforado.

La limusina presidencial está equipada con cañones de gas lacrimógeno y armas de distintos calibres. Incluye GPS y 14 cámaras de seguridad ubicadas en posiciones estratégicas. 

También tiene botiquín de primeros auxilios, equipos de oxígeno y hasta bolsas de sangre compatibles con su grupo sanguíneo por si hubiera que realizarle alguna transfusión de urgencia. En el habitáculo también existe un “botón del pánico" para pulsar en caso de emergencia.

Trump cuenta con hasta 7 plazas reclinables, cada una individualmente. La parte trasera está separada de la delantera por un vidrio negro a prueba de balas.

La limusina pesa siete toneladas y parece que, a pesar de todo, no es lo suficientemente buena para Donald Trump aunque presuma de ella. El presidente de Estados Unidos, recibirá una nueva flota de vehículos para su transporte a finales de este mismo verano. Estará formada por una docena de limusinas desarrolladas por Cadillac, perteneciente al fabricante General Motors. 

Quizás Trump no quiera protagonizar otro momento como el que dio la vuelta al mundo en mayo de 2011 cuando el Cadillac One de Obama se quedó encallado en una rampa cuando procedía a salir de la embajada de EE.UU en Dublín.