La letra que hemos visto millones de veces pero no sabemos escribir

La vemos a diario en libros, periódicos, en el móvil... cientos de veces. Pero la mayoría somos incapaces de reproducirla con papel y lápiz. ¿Por qué?


La Voz

Años y años de caligrafía no han sido suficiente. Hay un detalle con el que no han podido ni todos los cuadernillos Rubio a los que dedicaron generaciones y generaciones sus vacaciones de verano. Hay una letra que la mayoría de los mortales no sabemos escribir. La habremos visto escrita millones de veces. En cada libro, en cada noticia de periódico, en los carteles, en los móviles... en la mayoría de los objetos impresos que nos cruzamos en nuestro día a día. Pero somos incapaces de escribirla bien. Es la letra g, precisamente como la ven en su pantalla. Si nos lo pidiesen ahora mismo, la mayoría de nosotros no sabríamos reproducirla con papel y lápiz. Y no solo eso. Según ha demostrado un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins, la mayoría tampoco seríamos capaces de reconocer su forma correcta. Hagan la prueba. 

Solo siete de las 25 personas que participaron en el estudio acertaron la versión correcta al mostrarle estas cuatro opciones. En otro grupo de 38 voluntarios, solo dos eran conscientes de que había dos formas de escribir la g minúscula. Y cuando uno de los investigadores le recordaba que esta letra tenía dos versiones, muchos tampoco caían.

En otra fase del estudio, los investigadores de esta universidad norteamericana pusieron a un grupo de voluntarios a leer textos en los que figuraban en muchas ocasiones la versión de la g minúscula que figura en la mayoría de los materiales impresos: dos círculos, el de abajo más achatado, unidos por un línea curvo en su parte izquierda. Los participantes tenían que fijarse en las palabras que incluían esta letra y leerlas en alto. Cuando finalizaron, les pidieron que tratasen de escribir esa g y solo uno de ellos fue capaz.

«No saben cómo es exactamente esta letra, aunque pueden leerla», concluye una de las investigadoras. Estamos convencidos de que si miramos algo el tiempo suficiente, especialmente si tenemos que prestarle atención a su forma como lo hacemos durante la lectura, entonces sabremos reproducirlo. Pero no es siempre así. La g demuestra que realmente aprendemos la formas de la mayoría de las letras porque tenemos que escribirlas en el colegio. La versión impresa de la g no se enseña a los niños en las escuelas, no se practica y no se usa en el lenguaje escrito a mano. Y precisamente por ello es el mejor ejemplo para demostrar la importancia que tiene la escritura en el aprendizaje de las letras. ¿Qué pasará con los niños que están aprendiendo ahora a leer y que escriben menos con bolígrafo y más con teclado? Esa es la gran pregunta. «Es algo que realmente no sabemos», añade el profesor Michael McCloskey, el encargado del estudio.

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