El momento más embarazoso de Terelu Campos
La hija de María Teresa Campos se pegó un batacazo durante el programa que analiza el reality que protagonizan «Las Campos»
Tremendo batacazo el de Terelu Campos en la vuelta por Navidad del reality que protagoniza junto a su madre y su hermana Carmen Borrego, Las Campos. Después de la emisión del tercer capítulo del docu-show, titulado Mamá ya es navidad, donde recrean la mítica cena de Navidad y cómo decoran la casa, que menú elaboran y qué estilismos eligen antes de sentarse a la mesa de la matriarca junto sus nietos, su yerno, su pareja, Edmundo Arrocet, de su amiga Maite Valdelomar.
El embarazoso momento de Terelu Campos ocurrió durante el programa posterior, que presentó Carlota Corredera, y además contó con Pilar Eyre, Carmen Borrego, Mila Ximénez y Beatriz Cortázar. para analizar la forma de actuar de Las Campos.
Mientras hablaba de la personalidad de su padre y de los recuerdos que tenía de él. Terelu Campos tropezó con la silla y agarrándose a la mesa consiguió no caerse al suelo. Según detallan en la web de Telecinco, su asiento estaba situado en un hueco del plató y al mover la silla se había quedado enganchado ahí haciendo que la colaboradora se resbalase de su silla.
El programa dejó varios momentos muy comentados entre el público. Como por ejemplo la broma de María Teresa Campos a sus hijas sobre que se iba con Edmundo Arrocet a «vivir Chile». La pareja sorprendió después a los presentes cantando el bolero Si nos dejan.
Además Terelu Campos, que se reveló como la auténtica protagonista durante los episodios pasados, hizo una confesión: «Yo no cojo kilos en Navidad, engordo progresivamente». Eso sí, después de su comentado momento con la porra, a la hija de María Teresa pudimos verla comiendo jamón serrano, y picar mientras se cocinaba el pavo.
La aventura de Terelu en autobús. «¿Usted sabe lo que cuesta el autobús?» le pregunta Terelu a un viajero que espera que llegue el transporte público. Ella y sus amigos hace años que no suben en un autobús público y viven una auténtica aventura. Ni saben cuanto cuesta, ni si el conductor les aceptará billetes o solo monedas.
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