¿Y si no podemos comernos las doce uvas?

La oenegé Oxfam Intermón publica un vídeo que advierte de los efectos del cambio climático en la celebración de la Nochevieja


«El cambio climático ha hecho mella en los principales productores de uva del país. Esta Navidad será imposible que todos podamos comernos las doce uvas. El Gobierno está barajando la posibilidad de reducir las tradicionales doce campanadas a solo dos». ¿Imaginas ir en un taxi y escuchar esta noticia por la radio?

Eso es lo que experimentaron cerca de una decena de pasajeros anónimos que, tras oír la noticia, dialogaron indignados con el taxista sobre cómo sería una Nochevieja sin la tradición de la fruta de la vid. «¿Y qué? ¿Tendremos suerte hasta febrero, entonces?», exclama uno, mientras que otros sugieren, aunque con cierto estupor, sustituir las uvas por «conguitos de chocolate» o «mandarinas».

Algunos también daban cuenta del gran problema que supone el cambio climático. «Habría que asumir que todos vamos a tener que hacer cambios en nuestras vidas», reflexiona una usuaria, mientras que otra pasajera conserva la esperanza de que «los unos y los otros» vayan «tomando conciencia» del problema.

Misión cumplida. Y es que todo se trataba de una cámara oculta de la oenegé Oxfam Intermón para concienciar a la sociedad sobre el alcance del cambio climático, especialmente en los países más pobres. «¿A que resulta alucinante que algo así pueda pasar?», se oye decir a una voz en off al final del vídeo.

«Tranquilos, vamos a tomarnos las doce uvas. El cambio climático afecta a todos pero, por desgracia, son las personas de los países más pobres las que afrontan la dura realidad de pasar hambre a raíz de sus efectos. Y nuestros Gobiernos permanecen impasibles. ¿Y si hacemos algo?», concluye la voz de fondo.

Se trata de una campaña de recogida de firmas de la oenegé para conseguir que el Gobierno destine «los fondos necesarios» para poner freno al cambio climático. Y su gancho es poner a los espectadores en la piel de una sociedad que está a punto de quedarse sin una de sus mayores tradiciones por no haber frenado a tiempo el gran problema medioambiental. Por el momento, este año nos comeremos todas las uvas.

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