La RAE paga los «yintonics»

Un bulo que circuló a través de las redes sociales convierte a la institución en objeto de burla de los internautas de forma injustificada

Pepe Pereira, del restaurante Altamira (Vilagarcía), preparando un gin-tonic, y no un «yintonic».
Pepe Pereira, del restaurante Altamira (Vilagarcía), preparando un gin-tonic, y no un «yintonic».

Redacción

La botella de larios llevaba años olvidada en el banquillo, siempre en las posiciones de cola del minibar. Casi escondida. Eclipsada por sus altaneras hermanas. Solo en ocasiones remotas, con la visita de algún familiar lejano o el amigo que va a contracorriente, se vestía de corto y saltaba a la sobremesa. En algunas viviendas hasta había pasado ya del mueble de los licores a formar parte del oscuro cajón de los cacharros de la limpieza, sin más futuro que ofrecer un último servicio dando lustre a los cristales de la casa. Estaba condenada.

Pero hace unos se puso de moda. Casi de un día para otro dejó de oler a colonia para convertirse en la niña mimada de las barras. La ginebra no estaba tan mala como muchos pensaban. En poco tiempo los establecimientos pasaron a tener una carta solo para ella y otra para el resto de bebidas. Hay seis marcas de ginebra gallegas. En copa de balón, tres piedras de hielo, corteza de limón o pomelo, aderezadas con regaliz, bolitas de pimienta y vainas de cardamomo. A la ginebra le va todo. A veces parecen ensaladas.

En el 2014 dominó el mercado: de todas las copas que se consumieron en España, una de cada cuatro fueron de ginebra. Y con su éxito, llegó de forma paralela el del resto de negocios vinculados. Especialmente el de la tónica, que también pasó dela absoluta crisis a florecer en las baldas de los supermercados. La masificación total del gin-tonic.

Fran Olmo es especialista en gin-tonic
Fran Olmo es especialista en gin-tonic

La Real Academia Española, siempre tan al tanto de incorporar a su diccionario lo que recoge en la calle, se despertó esta mañana con una buena cantidad de menciones en su cuenta de Twitter con críticas por haber aceptado el término yintonic. Muchos se echaron las manos a la cabeza y comenzaron a hacer bromas sobre la realidad paralela en la que viven los académicos.

El encargado de manejar las cuentas en las redes sociales de la institución dirigida por el gallego Darío Villanueva tuvo que pasarse el día desmintiendo la aceptación de yintonic. En castellano sigue siendo correcto el uso del anglicismo gin-tonic para referirse a este combinado.

A lo largo de la tarde de este martes festivo el responsable de las redes no ha parado de desmentirlo enlazando la entrada al diccionario.  

Pues eso: un gin-tonic y un güisqui con cola. 

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