Experimentos sociales: Tienes que verlos para creerlos

Internet está lleno de vídeos que evidencian cómo piensan, sienten y actúan las personas ante ciertas situaciones cuando nadie las ve. Y tú, ¿cómo reaccionarías?


Redacción

Con el auge de las tecnologías ha surgido un nueva forma de evidenciar los comportamientos más profundos y arraigados del ser humano, conductas que nadie confesaría o se creería si no las viese con sus propios ojos. Se trata de los experimentos sociales. Un método que pretende explicar cómo piensan, sienten y actúan las personas cuando nadie les ve o cuando no son influenciados por la presencia de otros ni están condicionados a su aprobación.

El modelo suele ser el mismo. Un actor o actriz emula una situación falsa en plena calle mientras un tercero graba con una cámara oculta lo que sucede a escasos metros. Después, el vídeo se publica en Internet con la intención de hacer reflexionar a quien lo ve y gran parte de los ellos el contenido se convierte en viral. Sin embargo, y a pesar de su propagación, muchos han sido tachados de «falso experimento social» al no cumplir con lo requisitos puro de un experimento científico.

Uno de los últimos ejemplos de viralidad de este tipo de experimentos ha sido el del vídeo que muestra cómo reaccionan los hombres ante una mujer borracha y desorientada por las calles de Madrid.

Las reacciones son diversas. Hay quienes la animan a seguir bebiendo, otros tratan de llevarla a otro sitio menos concurrido e incluso hay quien intenta propasarse, pero lo más llamativo es que nadie trató de ayudarla realmente. El vídeo fue publicado el pasado 27 de octubre y ya supera las tres millones de reproducciones en Youtube, una cifra que será mucho mayor si se tiene en cuenta la cantidad de medios ingleses que se hicieron eco de él.

Este tipo de experimentos sociales se han extendido por todo el mundo. En Noruega quisieron comprobar cómo reacciona la gente ante el maltrato de una chica en un ascensor. En el vídeo se asegura que de las 53 personas que a lo largo del día pasaron por ese ascensor y presenciaron la escena de violencia de género, solo una de ellas reaccionó. Una mujer que amenazó con llamar a la policía si continuaba la agresión.

Los comportamientos homofóbicos han quedado evidenciados en muchos de estos vídeos. El pasado julio, el canal de Youtube, ChebuRussia colgó uno en el que dos chicos paseaban por las calles de Moscú cogidos de la mano. En poco más de tres minutos recibieron insultos, e incluso fueron empujados en dos ocasiones.

Una semana después, en Ucrania llevaron a cabo el mismo experimento por las calles de Kiev. Uno de los protagonistas asegura que la experiencia ha servido para saber que la sociedad ucraniana es «menos agresiva y homófoba que la rusa», y solo una minoría reaccionó de forma negativa.

¿Cuál es la respuesta de hombres y mujeres ante una proposición de sexo de un desconocido? Esa es la pregunta de la que partió el estudio sociológico impulsado por el grupo Whatever y que evidenció una diferencia sustancial entre hombres y mujeres. Cuando es un hombre el que lo propone, las respuestas van desde la negación inmediata hasta la indignación pasando por tomárselo a broma.

Sin embargo, cuando es una mujer la que lo sugiere casi todos los hombres aceptan sin pensárselo dos veces a pesar de lo raro del ofrecimiento.

Cuando los niños se convierten en protagonistas de la historia, las reacciones suelen ser más unánimes y rápidas tal y como se demuestra en el experimento «¿Quién parará el bullying? Todos nosotros». En el vídeo se puede ver cómo dos compañeras de clase desprecian a una tercera a la que critican sin piedad en la parada del autobús. La mayor parte de la gente que presencia las conversaciones no tarda en actuar para reprocharles su comportamiento y tratar de ayudar a la pequeña.

El año pasado un vídeo grabado en Noruega y que lanzaba la pregunta ¿Ayudarías a un niño helado? se convirtió en viral. Se trataba de una campaña de concienciación sobre el estado de los niños en Siria y demostró como poco a poco, las personas de manera generosa y desinteresada lo van abrigando para evitar que siga pasando frío.

Tal vez uno de los vídeos que mejor constata cómo la apariencia física puede resultar determinante a la hora de necesitar ayuda es el siguiente. En él, un hombre de traje camina por la calle con muletas. Cuando cae al suelo rápidamente varias personas acuden a socorrerlo. Pero si la misma situación la protagoniza un vagabundo el resultado es distinto. El vídeo habla por sí solo.

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