Las lágrimas de John Bunn, el hombre que pasó 17 años en prisión por un crimen que no cometió

Su fotografía estaba en el cajón equivocado en el momento justo. Y esa fue su condena


La Voz

John Bunn estuvo 17 años en prisión por un delito que nunca cometió. Cuando tenía 14 años fue declarado culpable del asesinato de Rolando Neischer, un agente de prisiones al que tirotearon en agosto de 1991. 27 años después del cirmen, Bunn ha conseguido limpiar su nombre y ha quedado liberado de todos los cargos. Sus lágrimas lo dicen todo. Era el momento que llevaba esperando tras dos décadas luchando por su vida y por demostrar su inociencia. Una pelea por liberarse de la malapraxis de un policía de Nueva York que le arruinó la vida cuando aún era un adolescente. 

Bunn y su amigo Rosean Hargrave, que entonces tenía 16 años, fueron acusados del homicidio del agente de prisiones Rolando Neischer y por el intento de asesinato de Robert Crosson. Sobre las cuatro de la mañana del 13 de agosto de 1991, los oficiales Neischer y Crosson estaban conversando en el interiore de un Volvo cuando se acercaron al coche dos jóvenes armados en bicicletas y les ordenaron que salieran del vehículo. Neischer, que estaba fuera de servicio, sacó su arma y se inició un tiroteo en el que recibió cinco disparos y murió cuatro días después. Su compañero, y único testigo del incidente, fue herido en la mano y su testimonio fue clave para la detención de Bunn y Hargrave.

Aunque Crosson describió a los delincuentes como afroamericanos de piel clara de alrededor de 20 años, y dijo que al menos uno de ellos había resultado herido, Scarcella arrestó a dos jóvenes de piel oscura y sin lesiones. El detective, que resolvió alguno de los casos más complejos de la policía de Nueva York entre 1980 y 1990, presentó a Crosson una serie de fotografías para la identificación de los culpables. Según se ha sabido con el paso de los años, el dectetive metió la mano en un cajón de su despacho lleno de fotos de sospechosos y sacó un puñado al azar. Entre ellas estaban las de Bunn y Hargrave. Esa fue su condena.

Bunn quedó en libertad condicional en el año 2009, pero continuó luchando para limpiar su nombre. Sabía que no había pruebas y quería que se le liberase de todos los cargos. «Hubo problemas con este caso que fueron muy obvios. No había una causa probable para realizar un arresto», recuerda el abogado defensor de Bunn, Glenn Garber.  «Desde que fui secuestrado por el sistema, no tenía conexión con él de ninguna manera, mi vida se ha basado en que demuestre mi inocencia», asegura el propio Bunn. «No puedo recuperar los años perdidos, pero sí puedo convertirme en una motivación para muchos otros y ayudarles a superarlo», explica en la oenegé que ha fundado, A voice 4 the unheard.

La jueza encargada de exonerar a Bunn, Shawn'Dya Simpson, reconoció que estaba emocionada ante la lectura de la sentencia, por todo lo que suponía. «Tenías 14 años. Esto nunca debería haber sucedido», aseguró la magistrada. «Se eligió un jurado, se dieron testimonios y se concluyó todo en un solo día. No considero eso justicia en absoluto», añadió la magistrada. Tras escuchar estas palabras John Bunn no pudo contener las lágrimas. Se acercó al estrado y cogió de las manos a la jueza. Agradeció su gesto valiente y le recordó a los presentes en la sesión: «Tuvieron preso al hombre equivocado todo este tiempo y tienen a alguien andando libremente. No tenían derecho a hacer lo que hicieron».

Otros casos de Scarcella 

El caso de John Bunn no fue el primero en el que se pone en duda la labor policial del detective Louis Scarcella. En el 2015, la ciudad de Nueva York decidió pagar 17 millones de dólares para cerrar las demandas presentadas por la supuesta condena incorrecta de tres hermanastros a penas de cárcel en los años 80. Los tres hombres -los hermanastros Robert Hill, Alvena Jennette y Darryl Austin- pasaron en total 60 años en prisión y uno de ellos murió internado antes de que un juez revocase sus condenas por asesinato. Scarcella usó como testigo en el caso a una toxicómana que había utilizado también en otras investigaciones y cuyos testimonios contradecían a menudo las pruebas y las declaraciones de otros testigos.

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