Eva, la tercera expulsada inesperada de «MasterChef»

Jorge Brazalez, el ganador de la última edición regresó al programa para confesar que sigue con Miri


Redacción / La Voz

MasterChef demostró de nuevo que nada está seguro. Ni siquiera que una de las favoritas del segundo programa terminase despidiéndose ayer de forma inesperada y dejando boquiabiertos a jueces y audiencia. La noche comenzó con el regreso del ganador de la última edición, Jorge Brazalez que regresó al programa para confesar que sigue con Miri. «Yo nunca había estado enamorado antes, pero ahora no me avergüenzo de decir que sí que lo estoy», confesaba. Y con el pretexto de la vuelta de Jorge, MasterChef aprovechó para sacar a la luz una nueva posible historia de amor cocinada entre fogones. Eva González, que debido a su baja de maternidad se ausentará en los próximos programas, hizo la pregunta del millón «¿Sois los nuevos Miri y Jorge?». Víctor y Sofía se miraron nerviosos y contesataron tímidos. «Nos estamos conociendo», aseguraban. «Las cosas que merecen la pena necesitan tiempo», añadía Víctor. Pero la noche no acababa de comenzar para Víctor que consiguió tras dos pruebas de eliminación seguidas, ser el mejor de la prueba individual y ser capitán de la prueba por equipos de exteriores. Y las sorpresas de la tercera entrega no habían terminado aún: Oxana, considerada un lastre por algunos de sus compañeros, consiguió ser la segunda mejor y también fue capitana. 

En la presentación de MasterChef la dirección del reality ya anunció que haría todo lo posible para que el buen rollo fuese una auténtica utopía, y lo dejó clarísimo. Porque la supuesta ventaja de Víctor hizo saltar por los aires la paz en MasterChef para los que queda de programa. Tenía el poder de otorgar un delantal negro que enviaría a su compañero o compañero directo a la prueba de eliminación, y además, debía elegirlo para su equipo. Víctor eligió a Ketty, la concursante de Pontevedra que es considerada por la mayoría como una de las rivales más fuertes. Y Ketty, que en su visita de la semana pasada a Baiona tuvo las emociones a flor de piel llorando al estar en la tierra que la acogió al llegar de Cuba y estar cerca de su familia sin poder verlo, sacó un carácter que nunca se había visto. «Solo digo que te vas a cagar», le respondía amenazante. «Va a ser un reto sabotear su equipo desde dentro, porque es lo que voy a hacer», proseguía, conocedora de que aunque su equipo lograse la inmunidad ella tendría que medirse en cocinas para intentar no salir expulsada. La reacción de sus compañeros, que no sabían donde meterse ante el enfado de la gallega, tampoco ayudó a que se calmaran los ánimos. «Estoy de muy mala leche, estoy enfadada. No lo entiendo», aseguraba. Finalmente Ketty terminó por disculparse, con un perdón que sonó poco creíble pero que sirvió para calmar un poco los ánimos. «He tenido tiempo de reflexionar y no voy a sabotear a mi equipo. Voy a trabajar duro por mis compañeros», decía. 

Con semejante percal, el equipo de Oxana se erigió como ganador, a pesar de que había elegido a Ramón para cocinar con ella, que en el anterior programa le dio las trufas más difíciles intentando librarse de ella. Es lo que tienen MasterChef, las amistades son volubles, y los que ayer eran enemigos hoy pueden unir sus fuerzas. Finalmente Ketty, Eva, Marta, Marina, Daniel, Jorge y Víctor eran los destinados a la prueba de eliminación, pero en una nueva vuelta del programa, Ketty tuvo la oportunidad de subir al balcón a dos compañeros y eximirlos del cocinado. Y se salvó a ella misma y a Marina, la única que le había apoyado. «Independientemente de que tengo un pronto muy feo por el que ya pedí perdón, nadie se puso en mi lugar. A pesar de tener el delantal negro tuve que darlo todo por un equipo que el capitán me nominó, y todos me dieron la espalda, menos Marina», afirmaba. «Es que no sé qué quieren de mí... Intento ser sociable, cuando estoy bien, estoy bien. Cometí un error en la prueba de exteriores, y lo siento, lo siento, pero ya», proseguía llorando. 


Y la prueba de eliminación terminó por jugar una mala pasada a Eva, a la que Loli, expulsada en el anterior programa, señaló como su favorita para ganar. Ella fue la que menos entendió una prueba basada en la cocina de aprovechamiento, que consistía en hacer un plató con los restos de pruebas anteriores. «Lo que han hecho toda la vida nuestras abuelas», aseguraban los jueces. 

Eva se bloqueó y cambió de plato varias veces durante el cocinado y al final el resultado fue el peor de sus compañeros, lo que hizo que la exmujer de Marc Gené tuviese que abandonar las cocinas. «Sé que me traicionan los nervios y me batía con gente que cocinaba mejor que yo. Me ha salido mal», se lamentaba. Pero no todo está perdido, ella misma dejó una puerta abierta a una posible repesca. «Ha merecido la pena, por la convivencia con los compañeros y por el aprendizaje. Me da pena irme tan pronto, pero ojalá haya una repesca y pueda volver», añadía. 

 El programa, que por el momento sigue en la parrilla televisiva de los domingos, logró un 14,4 % y congregó a 2.393.000 telespectadores. El minuto de oro fue a las 23.29 horas, con un 17,8 % de cuota de pantalla y 3.019.000 de audiencia. 

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