¿Se puede volver a congelar un alimento descongelado?

No todos los alimentos pueden volver a meterse en el congelador y hay algunos productos que pueden perder calidad en el sabor y la textura


La rumorología popular es clara. Los alimentos que ya han sido descongelados no pueden volver a pasar por el congelador. De hecho, son muchos los que ven esta acción como un foco de peligro y posibles intoxicaciones alimentarias. De hecho, las palabras de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) no ayudan a tumbar este tipo de creencias. Este organismo dependiente del Ministerio de Sanidad es rotundo al respecto: «Nunca se debe congelar de nuevo un alimento que se ha descongelado, a no ser que se cocine antes de volver a ser congelado». 

Pero no todos los expertos opinan lo mismo. El Servicio de Inspección Alimentaria del Ministerio de Agricultura de EE.UU. asegura que «los alimentos desongelados total o parcialmente pueden volver a congelarse de forma segura siempre que aún contengan cristales de hielo o no hayan superado los 4,4 grados Celsius. El recongelado puede afectar a la calidad de los alimentos, pero su consumo seguirá siendo seguro».

Además, para aquellos que todavía tengan dudas, el organismo americano ofrece una detallada lista en el que se puede consultar las circunstancias de cada alimento en concreto. En el caso de la carne, los alimentos que todavía contienen cristales de hielo y se sienten tan fríos como si estuvieran refrigerados se pueden volver a congelar, mientras que aquellos que hayan sido descongelados a una temperatura superior a los 4,4 grados centígrados durante más de dos horas deben ser inmediatamente desechados. Los pescados, mariscos y mariscos empanados pueden volver a ser congelados al igual que los anteriores cuando todavía contienen cristales, pero presentarán en el momento del consumo una textura y un sabor diferentes a los habituales. Un caso muy parecido al de este tipo de alimentos es el que le sucede a los quesos y la leche. Otros lácteos como los quesos duros, los rallados, los pasteles de queso o los guisados con leche, crema, huevos y quesos blandos pueden ser congelados bajo estas circunstancias sin temor a que pierdan su sabor o textura.

Los helados y el yogur congelado no permiten ningún tipo de duda y en el momento en el que hayan sido un poco descongelados deben ser inmediatamente desechados. 

Las frutas (tanto al natural como en zumo) se pueden volver a congelar aunque hayan pasado más de dos horas a una temperatura superior a los 4,4 grados, pero merecen especial atención. Y es que antes de ser consumidos es recomendable estudiarlos para ver si presentan moho, sabor a levadura o textura viscosa. Si muestran alguno de estos signos deben ser descartados. Las verduras no son tan permisivas. En el momento en el que haya estado a una temperatura superior a los 4,4 grados durante seis horas deben ir directamente a la basura. 

Los panes, panecillos, muffins, tortas (sin relleno de natilla), tapas de masa, masa de pan comercial y casera pueden volver a congelarse aunque hayan sido descongelados, pero es muy posible que muchos de ellos sufran una pérdida considerable de calidad. 

Las tortas, tartas y pasteles con relleno de natilla o queso se pueden volver a congelar solo si todavía contienen cristales de hielo y se sienten tan fríos como si estuvieran refrigerados.

A pesar de todas estas directrices, el mejor aliado es en la mayor parte de los casos la intuición. Todos los expertos coinciden en lo mismo, si un alimento parece sospechoso hay que tirarlo a la basura inmediatamente sin probarlo.

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