La edición más cuestionada de «Gran Hermano» celebra su polémico final

Bea, Rodri o Meritxell se convertirán en el ganador de una de las entregas con menos aceptación entre el público


Los tres votos que echaron a Clara en su lucha contra Adara, la victoria de Alain sobre esta, la poca imparcialidad de Jorge Javier y otras tantas actuaciones dudosas han convertido a la edición número 17 de Gran Hermano en una de las más cuestionadas de la historia del formato. Y este Gran Hermano sobre el que pesa la sombra del tongo llega este jueves a su final. Beatriz, Rodrigo o Mertixell saldrán de Guadalix de la Sierra con 300.000 euros en el bolsillo, pero sin la fama que consiguieron sus antecesores.

Porque este Gran Hermano ya no es lo que era. La marcha de Mercedes Milá sentenció uno de los formatos estrella de Mediaset. Jorge Javier no acabó de cuajar en la audiencia y las cifras que Gran Hermano ha ido cosechando estos tres meses poco tienen que ver con las conseguidas durante estos 16 años. Últimamente a Gran Hermano le cuesta grandes esfuerzos hasta hacerse con la segunda plaza entre lo más visto de la noche de los jueves. Y con él han caído arrastrados debates y demás formatos. Algunos de ellos (como el Límite 48 horas) han sido condenados incluso a la extinción.

La edición de Gran Hermano de este año ha estado llena de infortunios y problemas desde el mismísimo inicio de la misma. ¿Quién no se acuerda del fiasco del Contraclub? Ese apartamento al lado de la casa de Guadalix al que debían ir a parar los primeros expulados para jugarse entre ellos la repesca. A Gran Hermano le duró el experimento 10 minutos, el tiempo en el que Pablo, primer eliminado de la casa, sufrió un ataque de ansiedad y pidió entre sollozos salir inmediatamente de aquel lugar.

Fulminada esta repesca hubo que pensar otra. Y tampoco fue un éxito. De los que entraron en el apartamento contiguo a la casa de Guadalix, Fernando se llevó el favor del público. Entro en Gran Hermano una vez más como concursante de pleno derecho y tal cual entró tuvo que salir. Tres días después de su entrada, la organización optaba por una rápida expulsión por su propensión a irse de la lengua. Fernando se había dedicado durante los tres días a llenar a los demás compañeros de información del exterior. 

Pero la gran pérdida a la que tuvo que hacer frente Gran Hermano fue la marcha de Bárbara, que tuvo que salir en pijama y por la puerta de atrás después de que la organización del concurso le comunicara que su padre estaba gravemente enfermo. A partir de ahí todo fue cuesta abajo. Gran Hermano comenzó a dejarse por el camino grandes cifras de audiencia y los últimos coletazos del concurso perdieron todo lustro. 

Meritxell, Bea y Rodrigo recogerán el maletín esta noche en una final a la que pocos esperan gran cosa. El programa sacará la artillería pesada para intentar convencer a la audiencia. Pero poco le queda ya a una edición que está condenada a quedarse en el cajón de los fracasos.

Votación
0 votos

La edición más cuestionada de «Gran Hermano» celebra su polémico final