El hundimiento de Twitter

La red social cae en número de usuarios y lo hace casi al mismo ritmo al que pierde credibilidad en los mercados


El nido del pájaro azul más conocido de internet está empezando a quedarse despoblado. Su descrédito en la bolsa desciende a un ritmo vertiginoso, casi el mismo al que lo hacen sus usuarios, una circunstancia que viene a demostrar la profunda crisis en la que vive asentada la red social desde hace ya varios meses.

Twitter tiene todas las papeletas para convertirse en el nuevo juguete roto de la red. Al menos así lo demuestran sus últimos resultados. La plataforma de mensajería instantánea ha cifrado en 320 millones sus registros activos, una cifra que ellos han querido traducir en palabras para entenderla mejor. Resumiendo, los mismos que en el período anterior, por lo tanto están estancados. Y eso en el mejor de los casos y con los datos «buenos» en la mano. Si se consultan los más negros la cosa se pone mucho peor: excluyendo a quienes reciben el servicio a través del sms, la cantidad de perfiles cayó a 305 millones en diciembre (dos millones menos que el año pasado). Y eso que las cifras que los directivos de Twitter habían apuntado en sus pizarras al comienzo del año hablaban de un incremento de dos millones de personas en sus números. 

Las primeras reacciones no se han hecho esperar y la bolsa se ha convertido en el primer tortazo de realidad para el pajarito azul. Los títulos de Twitter caían en torno a un 2,4 % en los parqués de EE.UU. pocos minutos después de que la compañía hiciera públicos sus resultados. 

Lo de Twitter se puede decir que ha sido la crónica de una muerte anunciada. Durante el trimestre pasado, la compañía ya anunciaba unas pérdidas que ascendían hasta la nada discreta cifra de los 90,2 millones de dólares. Y hace un año, sus números rojos ascendían a los 125,3 millones. 

Son tiempos convulsos dentro de la empresa. A las recientes dimisiones de parte de su equipo directivo, o los rumores de una posible compra por un fondo, hay que sumar la revolución que han iniciado al aspecto y funcionalidad de la red social. Primero fue la esencia en sí misma de Twitter: el fin de los estrictos 140 caracteres, con una nueva opción que permitiría a los usuarios escribir mensajes de larga extensión. Y después, el pajarito azul metió mano al timeline cronológico, con lo que la red social priorizará los mensajes más relevantes poniendo punto y final a la sucesión de mensajes ordenador por fecha y hora de publicación, la otra pata sobre la que se asentaba la esencia de la red de microblogging.

Este es el camino iniciado por una herramienta que clama por un lavado de cara. La necesidad de convertirse en un producto para un público masivo -sin perder a los usuarios actuales- es el principal reto que afronta actualmente la directiva de Twitter. Se avecina una verdadera tormenta de cambios. Solo el tiempo dirá si finalmente se convierte en la tormenta perfecta.

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