El presidente de Mauritania cancela un partido... porque se aburría

Mohamed Ould Abdel Aziz acude a la final de la Supercopa de su país y ordena ir a los penaltis en el minuto 65

Mohamed Ould Abdel Aziz, presidente de Mauritania
Mohamed Ould Abdel Aziz, presidente de Mauritania

El presidente de Mauritania, Mohamed Ould Abdel Aziz, asistió a ver a la final de la Supercopa de su país en el estadio de Nowazibo, donde jugaban el Tafarrogh Zeina y Laksr.

O el partido no era bueno o la afición del presidente de la república por el deporte no era tal ya que, tras haber llegado al estadio en el descaso, ordenó parar el partido en el minuto 65 con el 1-1 en el marcador ante la posibilidad de que pudiese surgir la prórroga. Dado su aburrimiento, ordenó ir directamente a los penaltis y finiquitar el encuentro.

Tras el partido, Mohamed Ould Abdel Aziz afirmó que «terminar un encuentro con ambos equipos de acuerdo no significa violar la ley porque es un solo partido,y no está relacionado con ningún competidor», y todavía apuntó más «el fútbol es famoso por su flexibilidad, especialmente cuando todas las partes lo aceptan», sentenció. Finalmente, el FC Tevragh Zeina acabó levantado la Supercopa después de ganar desde los 11 metros.

El jeque kuwaití que anuló un gol

El antecedente más cercano a nuestro país es el del Mundial de España 82. Se disputaba un encuentro entre Francia y Kuwait en el estadio José Zorrilla de Valladolid, y el protagonismo fue del árbitro y del jeque Fahid al Sabah, presidente de la federación kuwaití.

Corría el minuto 35 de la segunda parte y Francia vencía 3-1. El jugador francés Alain Giresse, recibía un balón y marcaba el cuarto para el país galo. Inmediatamente, toda la selección de Kuwait salió corriendo hacia el colegiado alegando que habían escuchado el sonido de un silbato y que por eso se habían quedado parados y por tanto el gol no debía subir al marcador. Así fue la jugada:

A partir de ese momento, todos los jugadores se arremolinaron en torno al colegiado, algo normal en un partido de no ser porque, un individuo ataviado con un turbante rojo y una túnica bajaba al campo haciendo aspavientos y ordenando a los jugadores de la selección de Kuwait que abandonasen el terreno de juego. Se trataba de Fahid al Sabah, el jeque que presidía en ese momento de la federación de fútbol kuwaití. Acompañado de varios escoltas, el jeque hermano del emir de Kuwait, inició una conversación con el colegiado soviético Miroslav Stupar, rodeado de jugadores y fuerzas de seguridad, amenazó al colegiado con acabar el partido si no anulaba el gol.

¿Cuál fue la decisión del colegiado? Pues sorprendentemente dio la razón al jeque y no subió el gol al marcador y pitó saque neutral. Pero el karma es el karma y un minuto después de reanudarse el partido, Francia marcaba el que sería el 4-1 definitivo. Tiempo después se supo que el jeque había ingresado en el campo con un cuchillo, lo que intimidó al árbitro y le hizo tomar la decisión final. Fue sancionado con 10,000 dólares y el árbitro soviético fue suspendido por la FIFA y no volvió a dirigir un encuentro nunca más.

Como curiosidad, y según cuenta el blog «Qué pasó en el Mundial de...», Fahid Al-Ahmad Al-Sabah, murió en 1990 en la primera guerra del Golfo, durante la invasión de las tropas iraquíes en el palacio de Dasman.

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