Un equipo de médicos británicos salva la vida de un recién nacido al congelarlo con un plástico de burbujas 

Theo Buckingham llegó al mundo sin que el corazón le latiese. En señal de agradecimiento, los padres han empezado una campaña para recaudar fondos que destinarán la unidad de cuidados intensivos de neonatos del Hospital William Harvey


Redacción

Después de un parto muy largo y complicado, Theo llegó al mundo sin que el corazón le latiese. Los doctores que asistieron a su nacimiento decidieron congelarlo con una bolsa de burbujas para evitar que su cerebro sufriese daños cerebrales mientras la matrona Angela Feeney y la enfermera Liz Perkins le practicaban un delicado masaje cardiorespiratorio tratando de estimular sus funciones vitales.

Rebecca Buckingham, la madre del niño, en declaraciones al diario británico The Sun recuerda la escena con terror: «No podía respirar y su corazón no latía». El personal del centro sanitario logró estabilizar a Theo, aunque los riesgos de que sufriera importantes secuelas en su estado de salud eran muy considerables. «Afortunadamente», recoge The Sun, a los cinco días llegó una enfermera para decirle que tenía algo que enseñarle. Le pidió que mirase hacia un lado, donde se encontraba su pequeño respirando por sí mismo. Tres días más tarde recibieron el alta y se marcharon a la casa familiar en Kent, un condado inglés al suroeste de Londres, en donde disfruta de una vida normal.

«Ese tratamiento con la bolsa de burbujas para congelarlo salvó a mi niño. Es increíble. No puedo tengo forma de agradecérselo a los médicos lo suficiente». En señal de agradecimiento, la familia Buckingham inició una campaña de recogida de fondos para la unidad de cuidados intensivos de neonatos del Hospital William Harvey. 

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