La enfermiza moda de conseguir una cintura que mida menos que un folio
Qué se cuece
Un nuevo y peligroso reto causa furor en las redes sociales: conseguir estar tan delgada como el ancho de un Din A4. Aprovechando esta fiebre repasamos los últimos desafíos malsanos
29 Mar 2016. Actualizado a las 13:34 h.
De los creadores del thigh gap (o hueco entre los muslos) y las clavículas bien marcadas llega la cintura folio. La nueva y enfermiza moda, exportada desde China, comienza a hacer ruido en las redes sociales. Consiste en demostrar la delgadez ocultando la barriga tras un Din A4, lo que supone contar con unas medidas corporales mínimas: 21 centímetros de ancho exactamente en la zona de la cintura. Y si nos se tienen, conseguirlos.
La «cintura A4» causa furor en las redes chinas y pronto asomará del todo la cabeza en las occidentales. Incita a las mujeres que no cuenten con estas medidas de forma natural a estilizar su figura hasta límites peligrosos y, al incoporar la comparación en las redes, también obsesivos. Bajo el hashtag #cinturaA4, la provocación ha corrido como la pólvora a través de Internet, degenerando en nutridas galerías de imágenes de chicas parapetadas tras un diminuto folio orgullosas de su escualidez.
No es el primer desafío arriesgado para salud ni será el último. El verano pasado, las adolescentes de medio mundo se volvieron locas con el Belly button challenge, que consistía en llegar al ombligo con el dedo índice pasando el brazo por detrás de la espalda. Tomó su relevo el Collarbone Challenge, que convirtió a la clavícula en la gran protagonista. La clave estaba en colocar una hilera de monedas en el hueco de la clavícula y que se sostengan sin llegar a caerse.
Quizá la más sonada haya sido la tendencia Thigh gap, una obsesión que empujaba a las mujeres a adelgazar hasta el punto en el que los muslos no se tocasen entre sí, creando un hueco entre las piernas. Antes, el mundo asistió a la preocupación femenina por alcanzar el puente del bikini. Surgió como moda de una broma, lanzada en el 2014 por una pandilla de aburridos hackers que incitaban a tener los huesos de la pelvis tan pronunciados que, al tumbarse, la goma de la braguita del bikini formase un puente. Sin embargo, la aspiración como tal existe. Malsana, pero existe.