La historia de amor de Murcia que resultó ser acoso

Un joven empapela la ciudad con una carta para buscar a su amor platónico, que pocos días después imita el gesto para criticar al joven por acosarla


Murcia amanecía esta semana cubierta con decenas de carteles con una polémica declaración de amor que ha conseguido cruzar las fronteras de la comunidad y convertirse en todo un fenómeno gracias al impulso de las redes sociales. La acción de Sergio Moreno, un murciano de 23 años, dividía a la comunidad con una acción que ha revuelto por completo a una ciudad. El joven volvía en un tranvía a su casa durante la noche del 18 de abril cuando conoció a una chica, una joven a la que Twitter ya ha bautizado como «La chica del tranvía». 

Su obsesión con aquella joven le llevó a llenar de papeles su ciudad con el único objetivo de encontrarla y llamar su atención. «La noche del bando, sobre las 22.20 horas, subiste al último vagón del tranvía en la parada de la Plaza Circular. Si mal no recuerdo ibas acompañada por unas chicas que parecían ser tus amigas (una de ellas pelirroja con el pelo ondulado). Ellas se bajaron en la parada de la Senda de Granada y tú ocupaste sus sitios», arranca una misiva que continúa: «Me sorprendí a mí mismo en el momento en que me di cuenta de que no podía apartar mis ojos de ti. Tendrás sobre unos 20 años, pelo oscuro y corto. Vestías una camiseta blanca, la cual combinaba muy bien con tus leggins de color negro. Medirás 1,65 metros aproximadamente».

Tras la completa descripción de la chica que se encontró, la carta continúa: «Puede observar que no tuviste un buen fin de fiesta. Pero aún así estabas preciosa. Dicen que cada momento de búsqueda es un momento de encuentro... Me gustaría haber reunido el valor de sacarte del infierno que estabas pasando y alegrarte la noche. Ojalá te hubiera tendido mi mano. Solo quería sacarte una sonrisa y llevarte a cenar. Te estoy buscando desde el momento en el que te vi. Con la esperanza de encontrarte como una aguja en un pajar».

La comunidad se dividió entre los que veían el gesto como algo romántico y los que tacharon al joven de vil acosador; un grupo entre el que se encuentra la protagonista de la historia. Y es que la famosa «joven del tranvía» ha hablado. A través del mismo método que utilizó el que la buscaba, la mujer puso las cartas sobre la mesa. «Ojalá aquella noche del bando no me hubiera subido al último vagón del tranvía en la parada de la Plaza Circular. Me acompañaban mis amigas y solo quería llegar a casa para dormir después de las fiestas, así que, cuando se bajaron, me senté en los sitios que dejaron. Estaba agotada. Sin embargo, no hay descanso para las mujeres, ni siquiera en el transporte público, comienza la que es toda una declaración de intenciones por parte de la joven: «No me sorprendía que un extraño me mirara más de lo normal. No es la primera vez, pero nunca te acostumbras. Prestas atención a su alrededor, valoras el riesgo de la situación, esperas que no se te acerque y cuando llegas a casa escribes a tus amigas para que sepan que estás bien. Que no te ha pasado nada. Que has sobrevivido».

El texto que continúa en esta carta, que se ha vuelto viral, continúa mostrando su preocupación ante gestos como el de Sergio Moreno. «Esta noche fue una más. Por suerte no iba sola contigo en el vagón. De ser así me habría bajado inmediatamente; reglas de supervivencia para mujeres. No dejabas de mirarme, y eso asusta. Así que cuando te miraba, te desafiaba. Quería que vieras mi hostilidad. Que no se te ocurriera acercarte», y continúa: «Sentí alivio cuando vi que ibas a bajarte. Pero no te detendrías ahí. No. Tuviste que insistir. Así que desvié la mirada mientras me hacías gestos, ¡para que me bajara contigo! ¿Estás loco? Te ignoré. Te rechacé. ¿Qué esperabas?».

El cierre de la carta continúa con el mismo tono: «Pero no te rindes. No lo entiendes, ¿no? Ahora toda Murcia está empapelada con tu declaración 'de amor', reclamándome para ti. Pero no es más que una declaración. De acoso. No te has parado a pensar ni un segundo en mí. ¿Cómo crees que me hace sentir leer tu entrevista en los periódicos? ¿Crees que un desconocido, que no me conoce, puede saber cómo hacerme feliz? ¿Qué clase de amor enfermo es ese? Si de verdad quieres sacarme una sonrisa, deja de buscarme. Déjame. No insistas más».

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