Las fotos extremas, la nueva y peligrosa moda entre los jóvenes rusos

Empieza a convertirse en una costumbre: chicos y chicas encaramados a lo alto de elevadísimos puentes, grúas y edificios con el único objetivo de conseguir «likes»


Un chico saltando desde un bloque de apartamentos, complejas acrobacias callejeras no aptas para las víctimas del vértigo, sesiones de fotos sobre cornisas, paseos a lo largo de puentes empinados. Así matan su tiempo libre los chicos rusos. Y en lo alto de la grúa, en pleno arabesco de baile sobre alguna torre, en la pirueta en el andamio más alto de la ciudad, un paloselfie y un clic. O un rec. Si no hay foto, si no hay vídeo que inmortalice el momento, no hay diversión. No vale la pena correr el riesgo si nadie lo va a ver. 

Las fotos extremas se extienden como la última moda, atractiva y peligrosísima, en el país de Putin. Su juventud se juega la vida a cambio de likes. Tanto que algunos ya se han hecho un nombre en esta arriesgada práctica y hasta las marcas les bailan el agua para que promocionen sus productos en los emplazamientos más inestables. Algunos se dedican a brincar de rascacielo en rascacielo, otros a hacer pintadas en lugares inaccesibles y los hay que simplemente se colocan, sonríen y suben su foto a Instagram. «Necesitamos una audiencia. Es parte de la condición humana», confiesa Angela Nikolau, una de las más famosas.

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