La mujer alérgica al olor de su marido

Y a otras cien cosas y personas más (excepto a sus hermanos). Johanna Watkins vive aislada en una habitación de la que solo sale para ir al médico


Johanna y Scott, marido y mujer, viven en una casa de dos pisos en Minneapolis (EE.UU.). Él duerme en el piso de abajo; ella ocupa una habitación en la planta superior de la que solo sale para ir al médico. El dormitorio tiene las paredes forradas de plástico. Las ventanas, selladas. No recibe ni un rayo de luz solar. Se pasa el día leyendo, rezando, hablando por teléfono, navegando en Internet y enviando largos correos electrónicos. Lleva un año comiendo lo mismo. No puede hacer mucho más. Es alérgica a más de un centenar de cosas, entre ellas, el olor de su pareja. 

Watkins, de 29 años, rechaza los alimentos, los productos químicos, el polvo. La naturaleza. A las personas. Su cuerpo responde con erupciones cutáneas, inflamación, fuertes dolores en los huesos e incluso desamayos. Pero lo peor llega cuando su garganta se cierra y le impide respirar. Estar cerca de todas estas cosas y de determinada gente -a sus hermanos no les tiene alergia- durante mucho tiempo podría llegar a matarla. 

A pesar de esta barrera, Johanna y Scott no están solos. Mientras acondicionan su futuro nuevo hogar, en el que están construyendo un habitáculo adaptado con la ayuda de voluntarios y donaciones, el matrimonio comparte vivienda con una familia con cuatro niños que mantienen a la joven a salvo y con vida. No son los únicos empeñados en que Johanna siga respirando. Todo el vecindario está atento, dispuesto a echar una mano. Tan sensible es ella a los olores, que la familia cocina en la casa de a lado. Comen en una mesa de pícnic en el jardín o salen a almorzar fuerza siempre que pueden.

Si Scott se acerca un poco a ella, el cuerpo de Johanna se pone en estado de alerta. «En cuanto abre la puerta, ya lo noto -relató a Fox News-. Mi cuerpo entra en modo de ataque, siento como si estuviese librando una guerra contra sí mismo; mi garganta se aprieta». «Cada día, cuando me despierto, creo que no lo soportaré», se sinceró, entre lágrimas, ante las cámaras del canal Fox9. «Pero luego Dios me da fuerza para salir adelante». 

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