Stranger Things: ¿Qué hay de real en los experimentos a los que someten a Eleven?

La serie de los hermanos Duffer está inspirada en el Proyecto Montauk del Gobierno estadounidense


En el extremo más oriental de Long Island, en Montauk Point, hay una base abandonada de la Fuerza Área de los EE.UU. Fue cerrada oficialmente en 1969, pero hay quien cree que, posteriormente, el lugar continuó operativo en la sombra, centro de operaciones de un misterioso proyecto que ha inspirado la serie más vista, comentada y alabada de este verano. Stranger Things trata -para situarnos un poco en contexto sin dar muchos detalles- de un crío que desaparece y de una cría que aparece. La misma noche. Desorientada, huyendo de un misterioso lugar en el que un grupo de científicos la someten a misteriosos experimentos. Hasta aquí podemos leer.

Bebe este punto de partida -y lo que sucede en los ocho episodios que dura la primera temporada- de los supuestos acontecimientos que se desarrollaron en los años ochenta dentro de los muros de la estación neoyorkina, prolongación de un proyecto secreto, conocido como Filadelfia. En 1943 un buque destructor de la armada estadounidense desapareció en unos astilleros de Pensilvania. Fue invisibilizado electromagnéticamente, en medio de un relámpago azul, siguiendo las teorías del ingeniero Nikola Tesla. El mismo día, a la misma hora, un marinero aseguró haber visto el barco durante quince minutos en Norfolk, Virginia, a 600 kilómetros de distancia. Rodeado de una niebla verde. Tras ese cuarto de hora, volvió a aparecer en Filadelfia. 

La tripulación del destructor acusó la teletransportación. Mareos violentos, brotes de esquizofrenia, pérdida de miembros. Algunos, dicen las leyendas, se fundieron completamente con la estructura de metal de la proa del buque. Otros, directamente, desaparecieron. El experimento se canceló de inmediato y aquellos que sobrevivieron se vieron obligados a olvidar lo sucedido. 

Sus impulsores, sin embargo, se reunieron tiempo después para retomar la manipulación del campo magnético como arma de guerra psicológica. El Departamento de Defensa de EE.UU., al tanto de las investigaciones, habría apoyado y financiado el proyecto. Según varias versiones de la historia, les cedió su abandonada y remota base aérea de Long Island, equipada con una completa instalación de radar. ¿Qué era lo que los científicos hacían exactamente allí dentro? ¿Qué es lo que buscaban?

Las operaciones giraban, principalmente, en torno a las ondas electromagnéticas como generadores de campos de invisibilidad. Los rumores aseguran que llegaron a teletransportarse objetos, incluso personas. Estas, abducidas en plena calle, eran «secuestradas» y utilizadas -como Eleven en Stranger Things- como ratas de laboratorio. Se experimentaba también en Montauk con la alteración de sus mentes y sus cuerpos Al parecer, los retenidos allí llegaron a desarrollar ciertas habilidades psíquicas y telequinéticas. Las versiones más grotescas mantienen que se ensayaba con agujeros de gusano y máquinas capaces de cambiar el espacio y el tiempo, capaces incluso de generar en los humanos, a través de manipulación genética y ondas electromagnéticas, habilidades propias de superhéroes. A los que ya se hayan zampado la ficción de los hermanos Duffer seguro que, de todo esto, algo les suena.

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