Muere Pablo Ráez, el joven con leucemia que disparó las donaciones

El malagueño, de 20 años, fue sometido a un trasplante recientemente, pero su cuerpo rechazó las células del donante


Pablo Ráez, el joven malagueño de tan solo 20 años, ha muerto este sábado tras una dura lucha contra la leucemia. El joven consiguió disparar las donaciones de médula a través de las redes sociales donde destilaba optimismo y fuerza voluntad. 

Han sido sus familiares los que han confirmado a través de las redes sociales la triste noticia. «Ha sido lo que tenía que ser, su situación era muy complicada. Su cuerpo ya no ha podido soportarlo», ha explicado el padre, Francisco Ráez. «Mi hijo lo sabía igual que lo sabíamos todos, pero ha luchado hasta el final», confirmaba a Diario Sur.

El funeral se oficiará mañana en la Iglesia de La Encarnación en Marbella, ha explicado el progenitor, quien ha insistido en dar las gracias por todas las muestras de cariño recibidas. Las condolencias por la muerte del joven marbellí han sido constantes a lo largo de toda la tarde en las redes sociales.

El Ayuntamiento de Marbella ha decretado dos días de luto -domingo y lunes- por el fallecimiento del joven marbellí Pablo Ráez, según un comunicado del consistorio. Durante estas jornadas las banderas de la Casa Consistorial ondearán a media asta. Asimismo, en señal de duelo, se suspende la entrega de Medallas de la Ciudad prevista para el próximo martes, 28 de febrero, Día de Andalucía, en la que se le iba a entregar una de las distinciones. El galardón se le otorgará a título póstumo en nuevo acto, según ha anunciado el Ayuntamiento.

El alcalde, José Bernal, ha mostrado su pesar por «la terrible pérdida de una persona que ha sido un ejemplo de lucha y de superación para todos» y ha transmitido las condolencias en nombre de la Corporación municipal a familiares y amigos. «Marbella siempre estará orgullosa de su vecino Pablo Ráez, que ha dejado en todos una huella imborrable y que, con su causa, ha sensibilizado a miles de personas de la importancia de la donación de médula», ha señalado el regidor. 

El pasado mes de enero, después de someterse a un trasplante, anunció que su cuerpo lo había rechazado. Se trataba, según explicaba a través de sus redes sociales, de «algo complejo de explicar», pero añadía que, «lentamente», se estaba recuperando. No obstante, anunciaba estar «feliz, como siempre», a pesar de expresar que todos los días pensaba «si volveré a recuperarme correctamente», señalando que «realmente no me importa mientras pueda disfrutar de mi vida». 

Así, indicaba que iba «a por todas», ya que «cada día es un día increíble lleno de cosas buenas y obstáculos que superar pero eso es la vida, dar el máximo de ti cada día». Además, aprovechó, una vez más, para felicitar «la vida, no las navidades, os felicito a todos los que vivís cada día como si fuera el último». Por último, agradecía a todas las personas que le seguían «día a día», a todos los donantes nuevos, a todos los jóvenes «que quieren cumplir su mayoría de edad por ayudar en este mundo» y al Hospital Regional de Málaga «por todo lo que ha hecho por mí y sigue haciendo», así como a sus amigos y familia. «Gracias a todos, gracias a la vida», concluía.

Su rastro en las redes sociales, desde el que narró su incansable lucha contra la enfermedad, se apagó hace casi cuatro semanas, cuando detallaba cómo se encontraba. Aseguraba que estaba  «más ausente estos días ya que estoy centrando en mi la poca energía que tengo para superar esta etapa que está resultando difícil, pero no imposible. Resulta que cuando voy a mis revisiones al hospital (que suelen ser 2 días por semana) en las analíticas estudian un dato que se llama quimerismo. Este mide el porcentaje de células que hay mías (buenas o malas) y del donante y en el resultado de esta prueba pues sale que hay más células mis que del donante, un 80% de células mías y un 20% del donante y a estas alturas del trasplante debería ser como mínimo al revés», explicaba. 

«Esto lo repetiré en unas dos semanas y me harán una punción en la medula, si esto se ve que funciona para impulsar la medula seguiremos así, en caso contrario tendré que hacerme una infusión de linfocitos(una especia de 3er trasplante) de la americana(mi donante), para ayudar a la medula a que coja fuerza y se agarre bien por decirlo así y empiece a funcionar correctamente», explicaba, algo que al parecer no salió como ni él ni los médicos esperaban. 

Ahora, sus últimas palabras en las redes sociales cobran especial sentido, y suponen una despedida a sus miles de seguidores. «Admito que es un momento duro, dan ganas de tirar la toalla , de dejar de sufrir, de descansar de una vez... pero no me rindo, sigo y seguiré luchando, día tras día hasta que llegue mi día, sea mañana o en 70 años. Disfrutemos cada día que es único, de verdad, empiezo a valorar las cosas de una manera íncreible y de verdad que la vida sabe mejor así. Amad todo lo que forme parte de la vida, disfrutad de todo lo que forme parte de la vida, no os arrepentiréis», afirmaba. 

«La muerte forma parte de la vida por lo que no hay que temerla sino amarla», han sido las últimas palabras que escribía. 

Así fue su titánica lucha

La vida de Pablo Ráez es una de esas historias que ponen a prueba la valentía y la superación de las personas a la hora de afrontar una enfermedad como la leucemia. Este joven marbellí de 20 años sufrió una recaída a mediados de julio que lo llevó a estar ingresado en el Hospital Región de Málaga, y desde allí, desde la cama de su habitación, lanzó una campaña para tratar de conseguir que aumentasen las donaciones de médula ósea en España bajo el hashtag #retounmillon.

Ya sea gracias a su iniciativa o no, Pablo Ráez anunciaba en octubre en las redes sociales que tenía un donante, una noticia «tranquilizadora» pero que también le producía «miedo» por el nuevo proceso por el que tendría que volver a pasar.

«Me tengo que volver a enfrentar a más quimios muy fuertes, a más medicamentos, a un aislamiento en las cámaras de transplante... Me vuelvo a enfrentar a la incertidumbre de no saber cuánto tiempo estaré ahí metido o cómo irá el trasplante o incluso si habrá un rechazo», explicaba el pasado mes de octubre en su cuenta de Instagram.

Y aprovechaba el post para pedir a quienes estaban valorando la opción de hacerse donantes de médula que no tuviesen miedo porque «no es peligroso donar, es peligroso recibir esa médula». «Hay que seguir donando, porque no donáis por mí, donáis por vosotros, por un mundo más solidario, por vuestros hijos, amigos...», escribe. 

Aumento histórico del número de donantes en Málaga

Durante los meses que duró su ingreso hospitalario, Pablo Ráez consiguió dar visibilidad a su historia y a la de muchos otros que como él han sido diagnosticados de leucemia. A través de sus redes sociales lanzó mensajes de esperanza y también de concienciación con los que contribuyó en gran parte a que en los donantes de médula en la provincia de Málaga durante el mes de agosto se incrementase en más de un mil por ciento, en concreto un 1001 %.

Tras ser dado de alta continuó insistiendo en la necesidad de seguir donando. «Ahora tengo un compromiso con las personas para que sepan que donar es fácil. Solo quería poner mi granito de arena y al parecer ha sido una roca», comentó tras salir del hospital.

Durante todo el largo proceso al que tuvo que enfrentarse Pabo Ráez de nuevo, su novia Andrea estuvo siempre a su lado y se convirtió en un pilar fundamental en el que apoyarse. Para mostrarle su agradecimiento, el joven compartía una foto de ambos en la que además de manifestar sus sentimientos hacia ella le pedía matrimonio.

«Podría seguir todo el día expresándote lo mucho que te quiero, agradeciéndote todo lo que has hecho por mí. Pero quiero decirte que me quiero casar contigo, que quiero tener una vida a tu lado y que me haces el hombre más feliz cada vez que me sonríes», aseguró.

Tras encontrar un donante compatible, Pablo Ráez se sometió a un nuevo trasplante, pero el rechazo de su cuerpo a las células de su donante, enturbió el proceso de una enfermedad que mucho creían que Pablo iba a conseguir superar, aunque, al igual que otros, no ha podido vencer al cáncer. A los 18 recibió la médula de su padre, pero el proceso se complicó posteriormente hasta el punto de que por culpa de una pericarditis llegó a perder el 80 % de su visión.

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