Los seis motivos por los que vamos a echar mucho de menos la revista «Bravo»

La publicación, que ha anunciado su cierre, ha marcado a generaciones de adolescentes desde su primer número, en noviembre de 1995

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No todas las revistas pueden presumir de haber resistido dos décadas llevando números a los kioscos. Bravo es una de ellas. La revista para adolescentes, cuyo primer ejemplar vio la luz el 1 de noviembre de 1995, acaba de anunciar que echa el cierre en plena crisis del papel. Otras, como Súper Pop, Nuevo Vale y Loka Magazine resistieron menos el paso del tiempo y dejaron de imprimirse hace años.

Los fieles lectores de Bravo, aunque muchos ya se hayan convertido en adultos, sin duda echarán de menos aquellas coloridas páginas y las secciones que amenizaban cualquier mañana, tarde, noche o incluso una clase de ciencias la mar de aburrida. Estos son algunos de los contenidos de Bravo que marcaron la adolescencia de varias generaciones.

Los ídolos adolescentes del momento

No, Bravo no era una publicación seria ni publicaba las típicas noticias de la prensa del corazón. Sus creadores sabían quién era su público y lo que les gustaba: los ídolos adolescentes.

Actores como Brad Pitt o Leonardo Di Caprio siempre tenían cabida en los noventa, pero también ídolos musicales como Britney Spears, las Spice Girls, los Backstreet Boys o Aaron Carter (sí, sí, el hermano pequeño de Nick Carter, que también levantaba pasiones).

En los años 2000 triunfaron las series, las películas y sus protagonistas, como Miley Cyrus, Mario Casas u Orlando Bloom; y en los últimos tiempos copaban las páginas Taylor Swift, Selena Gómez, los protagonistas de la saga Crepúsculo e ídolos españoles como Auryn o Gemeliers. ¡Ah! Y los bloggers más seguidos en Internet.

Sí, sí, ahora todos están en Internet. Pero la gracia era recortarlos y pegarlos en la carpeta para ir a clase.

Los pósters

Si Bravo deleitaba a su público con las noticias más jugosas de los ídolos adolescentes, también incluía un obsequio estrella de lo más cotizado por los lectores: los pósters.

Porque, ¿qué sería de la adolescencia sin fotografías a tamaño grande de los famosos del momento para forrar las paredes del dormitorio? Tal era su éxito que, en ocasiones, la revista publicaba ediciones especiales con decenas de pósters... que se agotaban en los kioscos.

Los test

«¿Cómo es tu chico ideal? ¿Cómo eres en una relación? ¿A qué Backstreet Boy enamorarías? ¿Conquistas o te conquistan?». Todas estas preguntas responden a las típicas dudas existenciales de una adolescente. Por eso, los test de Bravo arrasaban.

Podían hacerse de manera individual, pero lo más divertido era hacerlo entre amigas y comparar los resultados de unas y otras. Lo importante no era estar de acuerdo con el resultado, sino que las risas estaban aseguradas. «¡Me ha tocado Nick!», «¡Pues a mí me ha tocado Bryan!». Y todas contentas.

Con el paso del tiempo, la revista fue haciéndose su hueco en Internet y hoy dispone de su propia aplicación, Bravo test, para que los lectores puedan realizar sus famosos itinerarios de preguntas. 

Los regalos

Cómo olvidar aquellas agendas que venían de obsequio con Bravo para empezar bien el curso, diarios, maquillaje, pulseras de la amistad para compartir entre mejores amigos, colgantes, anillos y horquillas para estar a la última... Y todo, de regalo con cada número de la revista. 

El horóscopo

¿Qué adolescente está interesado en saber cómo le va a ir en el trabajo o en su matrimonio cuando consulta su horóscopo? El de Bravo estaba especialmente adaptado al público adolescente, a los líos amorosos en el instituto, a las notas de los exámenes, a las sorpresas inesperadas al salir del cine un martes después de clase...

Además de informarse sobre qué les depararía la quincena y con qué otros signos se llevarían mejor y peor, los lectores se enteraban de con qué famosos compartían signo zodiacal.

El consultorio

Hay ciertas cosas que un adolescente no quiere abordar con sus padres y en las que probablemente los amigos, por falta de experiencia, no pueden ayudarle. Pero para eso estaba Bravo. Los lectores enviaban cartas con sus preocupaciones y consultas sobre familia, relaciones personales, salud, belleza o incluso sexo y una experta las respondía en el siguiente número.

¿Siempre nos quedará la web?

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