Sufrió un ataque epiléptico en un mitin de Podemos y nadie la ayudó

Marina Castejon relata su traumática experiencia a través de un vídeo-mensaje de Facebook dirigido, concretamente, a Pablo Echenique


El pasado domingo y con la primavera como excusa, Podemos celebró en el parque Tierno Galván de Madrid un festivo y distendido mitin que ha dejado para el recuerdo, entre otras imágenes, la de Errejón tras una de las barras, tirando cañas para los allí presentes. Sobre el escenario, los Pablos, cabezas de cartel, hablaban de la previsible convocatoria a las urnas para el próximo 26 de junio y de una posible confluencia con Izquierda Unida. Iglesias despachaba los rumores sobre las grietas internas, asegurando sentirse orgulloso de contar a su lado con el número dos del partido -en esos momentos, en el papel de barman-, y Echenique hablaba de la inclusión de las personas discapacitadas en la sociedad. Diez minutos más tarde, una joven sufría un ataque epiléptico en el recinto, lleno hasta la bandera. Nadie la ayudó.

Marina Castejon relata su experiencia en un vídeo publicado en su perfil de Facebook, una «carta abierta» a los asistentes al evento de Podemos y, en concreto, a Pablo Echenique que acumula ya más de 74.500 reproducciones. «Hoy ha pasado algo que ha sido bastante dramático», arranca la joven, discapacitada, diagnosticada de epilepsia y con un trastorno esquizoafectivo. Un encontronazo con otro asistente al mitin la puso nerviosa. Y los nervios le provocaron una crisis. Al notar que le iba a dar un ataque, Marina se tumbó en suelo para atravesar lo más tranquilamente posible por esa experiencia. «Y nadie se ha parado a ayudarme -explica-. Tenía un papel en la mano que ponía "epilepsia", y nadie se ha parado; han pasado por mi lado, por mi derecha y por mi izquierda, pero nadie se ha detenido».

Cuando se recuperó, Marina rompió a llorar. Porque nadie se preocupó por saber cómo estaba. Ni le preguntó si necesitaba ayuda. Tal estado desencadenó una segunda crisis. Los que la rodeaban no solo pasaron esa vez a su lado sin inmutarse, sino también por encima de ella. Literalmente. «Cuando tengo una crisis epiléptica no puedo moverme ni hablar, pero sí pensar -relata-.  Y como he estado mucho rato en el suelo, me ha dado tiempo a pensar cómo hacía escasos diez minutos todos habíamos estado aplaudiendo efusivamente cuando Pablo Echenique habló de las personas discapacitadas en la sociedad. Y, sinceramente, me parece fantástico y vital que hablemos de la ley de la dependencia, para mi son esenciales, no puedo salir de casa sola a menudo, me da igual que estemos en silla de ruedas o no, hay gente que no puede salir a la calle sola, pero me parece igual de importante que hablemos de cómo cuidarnos los unos a los otros».

La joven tacha en su denuncia de «inhumano» estar en una asamblea política hablando de ese tipo de temas y no detenerse a ayudar a alguien que está sufriendo. «Al final me he levantado yo sola, casi no me podía mover, he tenido muchos problemas para llegar hasta alguien de la organización y pedirle que me llevase a la ambulancia». Marina lamenta no poder participar en ningún tipo de activismo porque, dice, no se la cuida. «Siento que solo puedo hacer activismo para que dentro de los activismos haya cuidados»

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