¿Qué hace Adele con un teléfono móvil de tapa?

El último videoclip de la diva lo confirma: la inglesa lleva ocho años sin cambiar de móvil. Ojo. Que el Samsung ZV60 del 2007 tiene muchas papeletas para volver a ponerse de moda


La noticia no es que Adele arranque el videoclip de su último single, Hello, colgada de un teléfono ya descatalogado, de esos pequeños y con tapa, de los que cabían dentro de un puño cerrado. Que no lo haya hecho aferrada a un inteligentísimo smartphone de gama elevada y diseño sinuoso. No, no es ese el asunto. La noticia es que ese terminal, que se despliega en dos piezas, hoy reseso, viejuno, pero tan coqueto, ha causado verdadero estupor en las redes sociales. Que Adele es una visionaria, oigan, y no lo sabíamos. Que revisita los artilugios tecnológicos de hace siete años y esperen, que el cacharro tiene muchas papeletas de convertirse en el nuevo juguetito de moda.

Adele ha regresado a los micrófonos envuelta en un halo de modernidad: unas imágenes de calidad excelentes, las de su nuevo vídeo, rodadas con cámaras IMAX. Es más, es la primera vez en la historia que un videoclip se filma con este tipo de cámaras. El uso de una tecnología que aporta la mayor resolución posible del mundo contrasta con el tono sepia del clip -que, aún así, presume de una gama elegante y sutil- y, sobre todo, con el vetusto dispositivo móvil con el que la artista da el pistoletazo de salida a la canción.

Al frente del corte audiovisual se encuentra el aclamado director Xavier Dolan, a quien, desde el estreno de la pieza, le llueven cientos de preguntas con el mismo enunciado: «¿Por qué ese móvil?». Lo que se traduce en: qué hace ahí ese teléfono. En qué década vive Adele, madre del amor hermoso. Qué fue de los terminales de última generación. ¿Le ha dado la británica la espalda al desarrollo de la electrónica? ¿Se somete a algún tipo de ayuno tecnológico? ¿No le gusta el Whatsapp?

Confesó Dolan. «Me resulta incómodo grabar con iPhones, porque me da la sensación de que estoy rodando un anuncio de Apple», le dijo a la revista People. Al director canadiense le sucede lo mismo con los coches. Y los ordenadores. Considera que las marcas distraen al espectador. Que son elementos que le devuelven a la realidad, que le roban el romanticismo a la pieza, que están tan implantados en su vida que, al verlos, le recuerdan que está en el mundo.

Su razonamiento, sin embargo, se le ha vuelto en contra. El cineasta escogió un teléfono poco conocido para no desviar la atención. Pero lo que consiguió fue el efecto opuesto. La distracción. «Me vuelve loco. Puedo ver las bromas en Twitter. Es como 'Chicos, pasad de ello. No merece la pena'», declaró a Los Angeles Times

Para los interesados, el teléfono móvil que sujeta Adele antes de arrancarse a cantar es, según Xatakamovil, un Samsung ZV60. Este modelo fue colocado en los escaparates en el 2007, el mismo año en el que Steve Jobs presentó su primer iPhone. No había smartphones. El último grito era entonces aquel Nokia, duro como una piedra, que utilizábamos más para jugar a la serpiente que para enviar SMS o llamar a casa. Desafiaban su trono, sin embargo, las generaciones en concha, terminales con tapa, que, curiosamente, vuelven a jugar un importante papel en los planes de futuro de los titanes que hoy se reparten el pastel. Que todo vuelve. Que Adele, al final, va a estar marcando tendencia. Y no lo sabíamos. 

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