Caroline Herschel, la cenicienta que se convirtió en astrónoma

La alemana vivió bajo la férrea disciplina de su madre, una severa mujer que se marcó como objetivo adiestrarla para ser una dulce esposa y una buena ama de casa. De su encierro no la rescató un príncipe, sino uno de sus cinco hermanos, William. Juntos, formaron uno de los mejores equipos de astronomía de toda la historia


Redacción

Caroline Herschel sabía leer y escribir. También tocar el violín. Pero su pobre educación, limitada por una madre poco cariñosa y acostumbrada a trabajar duro, se agotaba aquí. Cuando su padre, un músico de la guardia hannoveriana que le permitía participar en sus discusiones con sus hermanos varones y le abrió las puertas a la astronomía, se marchó a la guerra, Caroline quedó bajo la tutela materna, convirtiéndose prácticamente en una criada dedicada a escribir las cartas de las esposas de los soldados. En su rostro podía leerse, además, cómo se ensañaron con ella la viruela y el tifus cuando solo era una niña. Escudada en su aspecto físico, su madre desistió en su empeño de buscarle marido y la relegó a las tareas domésticas, una situación que se extendió  hasta que su hermano mayor, William, le prometió a su madre una suma regular de dinero a cambio de que permitiese su traslado a Bath.

Caroline Herschel se trasladó a Inglaterra. Aprendió inglés y aritmética, matemáticas y canto. Y se convirtió, primero acompañando a su hermano y dirigida por él después, en una afamada solista. Siempre a su lado, se dejó llevar por las astronomía cuando William prescindió de todo lo demás para observar el cielo. Ambos, formaron uno de los mejores equipos de toda la historia. En 1781, él descubrió un cometa, que luego no lo era porque no tenía cola, que en realidad era un planeta, Urano, y que lo catapultó directamente hasta la corte de Jorge III con un salario de 200 libras al año. Convertido en astronómo oficial, compró una casa cerca del castillo de Windsor que sembró de telescopios y donde a partir de entonces se dedicó, junto con Caroline, a barrer el firmamento. 

El 1 de agosto de 1786, Caroline Herschel descubrió «el cometa femenino». Fue el primero de ocho. Identificó después 2.500 nebulosas, revisó y reelaboró el catálogo oficial -mérito de Flamsteed, primer astrónomo real- y fue nombrada primera mujer ayudante del astrónomo de la corte. Así, pudo disponer de un modesto telescopio privado, con el que pasaba horas y horas contemplando el cielo y gracias al cual entrará también en la historia como la primera mujer que descubrió un cometa. Por supuesto no se quedó ahí. Llegó a apuntarse siete más. Seis de ellos llevan su nombre. El más importante, el periódico 35P/Herschel-Rigollet (35P/Herschel-Rigollet), que, como el famosísimo Halley, cuenta con una órbita elíptica calculada. 

Cuando William murió, Caroline Herschel abandonó Inglaterra y regresó a Alemania. A lo largo de 50 años, trabajando en equipo junto a su hermano, descubrió más de mil estrellas dobles, todos estos astros incluidos en su publicación Catálogo de 1.500 nebulosas descubiertos por los Herschel, una obra que además de ser de gran utilidad para la comunidad científica, también sirvió para rendir un pequeño homenaje a su hermano.

Caroline Herschel se convirtió en la primera mujer que se convirtió en miembro honorario de la Sociedad Astronómica Royal, una prestigiosísima institución (que todavía sobrevive, su sede central se encuentra en la céntrica calle Picadilly de la capital británica) que le concedió la medalla de oro por su rico y dilatado trabajo.

En el añ 1846 Federico IV de Prusia también le concedió la medalla de oro de las Ciencias. Caroline Herschel rompió la última gran barrera con su longevidad. Falleció en Hannover a los 97 años. La esperanza de vida de las mujeres de la época no superaba los 34 años (conviene tener en cuenta que la mortalidad infantil era muy elevada, algo que condicionaba la media).

En la localidad inglesa de Bath, cercana a Bristol, se encuentra el Museo Herschel de Astronomía. Lleva este nombre en honor a los dos hermanos: William y Caroline Herschel, uno de los mejores equipos de astronomía de la historia.

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