De la difusión del famoso vídeo sexual de Ordes al #YoRespeto

Una plataforma uruguaya pide que no se contribuya a la divulgación de grabaciones privadas


La Voz

«Nadie irá a la cárcel por el caso del vídeo sexual de Ordes». Este fue el titular de una información publicada en La Voz del 28 de junio del 2014. El inicio del caso se remonta a una década atrás, cuando una chica de 21 años acudió a Ordes Dixital, un negocio de informática de esta localidad, con la intención de que le instalasen una grabadora de cedés en su ordenador. Un empleado del comercio, mientras trabajaba en las tripas de la computadora, localizó en la papelera de reciclaje cuatro vídeos de contenido sexual en los que aparecía ella masturbándose frente a su webcam. El técnico informático realizó unas copias de esos archivos y se las entregó a dos amigos en formato CD. Y aquí empezó una bola de nieve que nunca paró de crecer. Esas dos copias se multiplicaron en pocos días. Por entonces no existía WhatsApp y solo en la cabeza de Mark Zuckerberg empezaba a cobrar forma Facebook, pero las grabadoras de cedés vivían una burbuja comparable a la que atravesaron hace un par de años las tiendas de cigarrillos electrónicos: hasta florecían locales dedicados en exclusiva a alquilar ordenadores con copiadoras para que, aprovechando un vacío legal, los clientes realizaran un duplicado de los originales.

En poco tiempo los vídeos de contenido sexual pasaron de las manos de los amigos del informático a terceras personas. Se organizaron exhibiciones en domicilios particulares. Las proyecciones del acto de onanismo de la joven se realizaron desde una bodega hasta en el cuartel general de Protección Civil pasando por la piscina municipal de esta localidad a medio camino entre Santiago y A Coruña. Finalmente el vídeo acabó colgado en Internet, traspasando cualquier tipo de frontera. Todo, en una villa de 12.000 habitantes en la que los desconocidos no existen. La joven tuvo que cambiar su residencia -algunos vecinos apuntaron a Francia- y sufrió «daño psíquico por estrés cronificado que se reinstaura y tiene carácter permanente; estando afectadas sus relaciones sociales», recoge la sentencia. En el juicio declaró el que por entonces era su novio. Aseguró que fue el último del pueblo en enterarse de ese vídeo y que su expareja lo pasó tan mal que de no haber sido por su ayuda y la de su familia, «se hubiese suicidado».

Tuvieron que responder ante la Justicia 18 personas, pero las penas de cárcel fueron inferiores a los dos años, y como ninguno tenía antecedentes, todos eludieron la prisión.

Imagen de archivo del juicio por la difusión del vídeo de Ordes.
Imagen de archivo del juicio por la difusión del vídeo de Ordes.

El caso de las «palexqueras»

Hace un par de años, y tan solo unos kilómetros más al norte, en A Coruña, el padre de una menor denunció la difusión a través de las redes sociales de unas fotos íntimas de su hija. La Policía empezó una investigación que en un primer momento apuntaba a que la difusión de las imágenes podría haberse iniciado como venganza por la ruptura de una pareja. El escándalo, en el que también estaban implicadas otras menores, acabó cobrando tal trascendencia que hasta Samuel Juárez y Xesús Vázquez, por entonces el delegado del Gobierno en Galicia y el conselleiro de Educación, respectivamente, hicieron declaraciones en relación al caso.

Hace un par de días la plataforma uruguaya Pensamiento Colectivo subió a la red un vídeo que trata de concienciar a la gente para que no difunda este tipo de contenidos privados y acabe convirtiéndose en cómplices de un delito. La grabación arranca con una joven pareja dándose un revolcón en medio de unos matorrales. Ella, ya con las tiras del vestido desactivadas, se da la vuelta de repente y comienza a hablar mirando fijamente a cámara mientras camina para mandar este mensaje reclamando un respeto a la intimidad de la gente.

Tal y como informaba La Voz de Galicia a raíz del último caso que cobró una trascendencia significativa, «la difusión de imágenes o vídeos privados sin consentimiento previo puede ser penada con hasta un año de cárcel después de la última reforma del Código Penal impulsada por el Gobierno. En la nueva ley se han introducido algunas novedades para reforzar la protección y la igualdad de la mujer. Los cambios se realizaron a raíz del caso del vídeo erótico de la concejala de los Yébenes Olvido Hormigos».

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