«Making a murderer» made in China: Liberado un condenado a muerte después de 23 años

Chen Man, de 53 años, es el Steven Avery del gigante asiático, encarcelado por un crimen que nunca cometió


Agencias

El eco de la serie documental de Netflix Making a Murderer se ha dejado sentir en todo el mundo. Pero el caso de Steven Avery, que cumplió 18 años en prisión por un crimen que no había cometido, no es único en el mundo.

Al otro lado del planeta, en China, un hombre de 53 años, llamado Chen Man, ha vivido un calvario semejante, tras pasar 23 años en la cárcel y haber sido condenado a muerte por las acciones criminales de otro hombre.

Las autoridades chinas han anunciado este lunes la liberación de este ciudadano, que después de más de dos décadas entre rejas en la prisión de Haikou, ha conseguido finalmente demostrar su inocencia.

Chen había sido detenido a finales de 1992 como sospechoso principal del asesinato de su casero y, en un primer momento, la Justicia lo condenó a muerte, aunque con la ejecución efectiva suspendida durante dos años.

A la Fiscalía, sin embargo, la pena no le pareció suficientemente severa y decidió apelar, con lo que arrancó una serie de batallas legales que, finalmente, han desembocado en la liberación del preso, al entender el tribunal superior de la provincia de Zhejiang que la sentencia original carecía de suficientes evidencias y que la culpabilidad no podía ser, de ningún modo, demostrada.

La falta de pruebas concluyentes fue solo uno de los factores que hizo revisar su caso, ya que además, Chen incurrió en una serie de contradicciones sobre el método que había seguido para asesinar a su casero y también sobre la hora del crimen. Posteriormente, el acusado se retractó, diciendo que había sido torturado durante las investigaciones.

Chen, que ya ha salido en libertad tras este lamentable error de la justicia, podrá ser compensado económicamente, según ha establecido el tribunal superior.

Este anuncio se produjo el mismo día en que las autoridades chinas de justicia anunciaron sanciones de distinto nivel contra 27 funcionarios judiciales y policiales de la provincia de Mongolia Interior por la ejecución en 1996 de un joven de 18 años.

El joven fue acusado erróneamente de haber violado y asesinado a una mujer y finalmente fue declarado inocente 18 años después, en noviembre de 2014, solo un mes después de la reapertura del caso.

Otro hombre, Zhao Zhihong, confesó en 2005 ser el autor de esos delitos, así como de los asesinatos y violaciones de otras diez mujeres y niñas, y en febrero del año pasado, tras la revisión judicial, fue condenado a la pena capital.

Un «Making a Murderer» también en España

Nuestro país no se libra de una historia parecida a la de Steven Avery. En este caso, una historia semejante a la de Making a Murderer la protagoniza Romano Van der Dussen, un holandés que cumple una condena de 15 años y medio en Palma de Mallorca por crímenes sexuales aunque, según se constató el ADN, no fue él quien los cometió.

El caso se remonta al año 2003, cuando se produjeron en la localidad malagueña de Fuengirola tres agresiones sexuales y se fió todo a la identificación por parte de las víctimas.

Pero cuatro años después, Reino Unido detenía a Mark Dixie por el asesinato de una joven de 18 años, Sally Bowman, e informaba a la policía española que el ADEN del inglés coincidía con el de la agresión por la que cumplía condena Van der Dussen. Ocho años después, el holandés sigue en la cárcel.

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